Heidi: el detrás de escena de un mito suizo
Heidi es la niña más famosa de Suiza. Enamoró a generaciones de lectores con su amor por la vida, su independencia y su sed de libertad. La novela fue traducida a 70 idiomas e inspiró más de 15 adaptaciones cinematográficas. Todos conocemos a Heidi. Pero ¿sabían que Japón fue fundamental para la fama mundial de Heidi? ¿Y que el destino de Heidi refleja la historia de los emigrantes suizos del siglo XIX? Estas son algunas otras cosas que estamos seguros de que no sabían…
Heidi es la conmovedora historia de una pequeña huérfana suiza que encuentra la felicidad en su paraíso alpino y transforma a los que la rodean con su noble corazón y sus elevados valores morales. El primer tomo de la novela se publicó en 1880 y fue un suceso inmediato entre los lectores en Suiza y Alemania. La autora Johanna Spyri (1827–1901) publicó el segundo tomo apenas un año después, y la novela luego se tradujo al francés, al inglés y a muchos otros idiomas. Una traducción de 1920 al japonés marcó el comienzo de la devoción nipona hacia Heidi. Luego, en 1974, una serie de animé la hizo conocida para los niños de todo el mundo. Las innumerables adaptaciones al cine y novelas serializadas publicadas desde 1880 se han tomado diversos niveles de libertades con el argumento. Sin embargo, Heidi siguió siendo una figura suiza icónica reconocida en el mundo entero y cuya historia refleja la vida en Suiza en el siglo XIX.
La historia de muchos migrantes suizos
La novela comienza con un momento triste: la Tía Dete trae a Heidi, de 5 años, a la casa de su abuelo paterno que vive aislado en una pradera en las montañas cerca del pueblo de Maienfeld en el cantón de los Grisones. Dete deja a la pequeña huérfana con el viejo gruñón y se va apurada para aprovechar una oportunidad de trabajo como mucama en Alemania. Como muchos trabajadores y campesinos suizos de la época, la tía emigró en busca de un futuro mejor. La pobreza, la hambruna y las condiciones inhumanas de trabajo eran moneda corriente en la Suiza del siglo XIX. Para empeorar las cosas, muchos agricultores suizos perdieron la cosecha de papas por la plaga que causó estragos en Europa. Unos 330.000 suizos emigraron entre 1850 y 1888, la mayoría hacia los Estados Unidos.
Heidi quedó huérfana al morir su padre en un accidente laboral y poco después su madre al no poder superar el dolor de su pérdida. El abuelo paterno, llamado Alp-Öhi, una expresión en alemán suizo que significa el Viejo de los Alpes, al principio no la recibe con los brazos abiertos. Heidi pronto lo conquista con su vitalidad, su carácter amable y su interés por la naturaleza.
El contraste entre la austera vida en la montaña y la rutina urbana de un emigrante en el extranjero llama la atención del lector cuando la Tía Dete regresa a la pradera y se lleva a Heidi a Frankfurt. Allí, encerrada en la mansión de una familia alemana de clase alta, la niña se enferma. A diferencia de la mayoría de los emigrantes del siglo XIX, el exilio de Heidi llega a su fin. El médico de la familia, el Dr. Classen, al ver que la niña tiene nostalgia, insiste en que regrese a su hogar alpino.
Una carrera internacional
Al igual que ‘Tom Sawyer’ de Mark Twain y ‘Alicia’ de Lewis Carroll, Heidi formó parte de una literatura infantil emergente en el siglo XIX. La historia de Heidi se ha visto gradualmente alterada en diversas traducciones y adaptaciones. Según comentó Nicolas Ducimetière, subdirector de la fundación Bodmer, en una entrevista con la Radio Televisión Suiza RTS, algunos traductores maltrataron el texto original para suavizar la historia. Sólo en inglés, hay unas 13 traducciones diferentes.
La novela original de Heidi inspiró a varios productores cinematográficos. La primera aparición de Heidi en la pantalla fue en una película del cine mudo que se estrenó en los EE.UU. en 1920. La película de Hollywood de 1937 de Allan Dwan, con la estrella infantil Shirley Temple en el papel de Heidi, fue la primera película sonora sobre la novela de Spyri. Esta adaptación libre fue un éxito de taquilla y pronto llegó a los cines europeos. Si bien la película se filmó completamente en los Estados Unidos, reforzó la idea americana de Suiza como un paraíso alpino.
En Japón, Heidi era sumamente popular mucho antes de la película de Hollywood de 1937. Según el autor suizo Jean-Michel Wissmer, si bien la novela se tradujo por primera vez al japonés en 1920, fue una adaptación literaria 5 años después la que marcó el comienzo de una “verdadera pasión” por Heidi. El libro era una adaptación para atraer a un público japonés y todos los personajes tenían nombres japoneses. Con posterioridad se publicaron más de 30 ediciones de Heidi en Japón.
La traducción japonesa contribuyó al éxito internacional de Heidi y disparó una serie de nuevas traducciones en otros idiomas. En la década del 30 la editorial francesa Flammarion y Henri Studer de Ginebra publicaron una novela serializada además de la traducción francesa del original. Las historias de cómo Heidi creció, formó su propia familia y vivió su vida como madre y abuela fueron escritas por Charles Tritten, el traductor francés de los dos tomos iniciales.
La popularidad de Heidi en Japón puede deberse al choque entre tradición y modernidad que es omnipresente en la novela, y a su representación de la naturaleza como fuente de salud y felicidad y una manifestación de lo sublime. La serie de dibujos animados de Isao Takahata de 1974 Heidi la Niña de los Alpes no solo marcó el punto máximo de la adoración japonesa por Heidi, sino que además la convirtió en la heroína de toda una generación de niños en Europa. Wissmer comenta que el animé de Takahata provocó protestas callejeras en España en 1976 para exigir que la serie se transmitiera en el horario central de la televisión y no solo durante el horario de la tarde dedicado a los niños.
Takahata, que falleció en abril de 2018, había viajado a Suiza para visitar los escenarios originales de la novela de Spyri y obtuvo su inspiración del paisaje alpino.
“Con un sentido de la perfección típico de Japón, Takahata creó una delicada obra de arte que impresiona por su cuidado y su atención al detalle”, comenta Wissmer. En la actualidad los turistas pueden visitar el pueblo japonés de Heidi en la Prefectura de Yamanashi.
Un protagonismo discreto
Spyri es la escritora suiza más leída y traducida, y sin embargo no es mucho lo que se sabe de ella. Se dice que no le gustaba que se publicaran detalles sobre su vida. Spyri incluso reclamó algunas de las cartas que había escrito a su familia y amigos a lo largo de los años y las destruyó junto con otros documentos personales antes de su muerte. Esto pudo haber sido porque no se veía con buenos ojos que las mujeres de la alta sociedad expusieran sus vidas al escrutinio público. Sin embargo, Spyri publicó unas 50 obras literarias, incluidos 32 libros para niños, a pesar de haber comenzado a escribir recién a los 44 años.
Spyri era la hija de la aclamada poetisa mística Meta Heusser. Cuando escribió Heidi, llevaba una vida burguesa en Zúrich, donde con su marido recibían invitados famosos como Conrad Ferdinand Meyer y Richard Wagner. Johanna no era oriunda de la región en la que transcurre Heidi. Creció en Hirzel, un pueblo en la ladera no lejos de Zúrich, y se mudó a la ciudad cuando se casó con el abogado Johann Bernhard Spyri. Pero así como Heidi no pudo acostumbrarse a vivir en Frankfurt, Johanna era infeliz en Zúrich en su papel de esposa y ama de casa, y se sentía incómoda en la sociedad de Zúrich.
Luego de un período de enfermedad y depresión, Johanna logró recuperar una vida más alegre en parte a través de su hijo, quien según Wissmer tenía un gran sentido del humor y era un músico talentoso. En esa época ella empezó a escribir sus primeras novelas. Johanna probablemente creó la historia de Heidi durante una de sus estadías en un spa en los alrededores de Bad Ragaz. Sus cartas indican que debe haber escrito Heidi en Jenins, un pueblo vecino de Meienfeld, en el verano de 1879.