Suiza: un paraíso para los senderistas lleno de señalizaciones amarillas
Las rutas de senderismo de Suiza están marcadas por una red de más de 50.000 señales amarillas. Protegidos por la Constitución Federal y mantenidos por un ejército de voluntarios, se han convertido en un emblema de la afición del país por el senderismo.
Los carteles amarillos de Suiza tal vez sean el objeto que mejor la resume: la historia de estos hitos refleja el apego del país a las montañas, el sutil funcionamiento de la democracia directa y una cierta afición por el trabajo bien hecho.
1930: la historia comienza aquí
Todo empezó como un cuento de hadas, un buen día de 1930. Jakob Ess, un profesor de Zúrich, había llevado a sus alumnos de excursión al paso de Klausen, que une los cantones de Uri y Glaris, en el centro de Suiza, a 2.000 metros de altitud. Pero la pintoresca excursión se convirtió en una especie de calvario, ya que un vehículo tras otro fue pasando peligrosamente junto a los niños, dejó un rastro de polución a su paso. Asqueado por la experiencia, Jakob Ess soñó con crear una red de rutas de senderismo seguras y alejadas de las carreteras.
Cuatro años más tarde, Ess puso en práctica sus ideas y fundó la Federación Suiza de Turismo de Senderismo, ahora llamada Suisse Rando. Su idea era un sistema unificado de hitos compuesto por señales amarillas marcadas con texto negro. Aunque al principio fue objeto de burlas, el concepto resultó brillante y tuvo un éxito fulgurante: pronto se crearon delegaciones cantonales en todo el país. Más allá de un paréntesis en la Segunda Guerra Mundial, cuando el ejército hizo retirar las señalizaciones por temor a que guiara a posibles invasores, el color amarillo ha sido desde entonces un elemento fijo en las rutas de senderismo de toda Suiza.
Más de 65.000 kilómetros de senderos
Casi 90 años después, las cifras son impresionantes: unas 50.000 señales delimitan más de 65.000 kilómetros de senderos, que cubren el equivalente a una vuelta y media a la tierra. Con una media de 1,9 kilómetros de sendero por kilómetro cuadrado, la densidad de esta red es sencillamente inigualable.
Aunque el senderismo no es algo exclusivo de Suiza, el país ha hecho más que ningún otro para preservar la infraestructura de sus rutas de senderismo, llegando incluso a consagrarlas en la Constitución.
explica Adèle Thorens, una política del Partido Verde que representa al cantón de Vaud en el Consejo de Estados y que es también presidenta de Suisse Rando.
"En los años 70, el éxito del automóvil hizo temer que el desarrollo de la red de carreteras afectara a las rutas de senderismo", dice Thorens. En febrero de 1979 se celebró una votación popular para proteger los senderos, la cual fue aprobada por un amplio margen.
La introducción de la Ley Federal de Senderos y Rutas de Senderismo en octubre de 1985 reforzó estos esfuerzos a nivel legal. La Ley responsabilizó a los cantones de la gestión de la red; esta tarea se delegó en las distintas secciones del Suisse Rando y, en algunos casos, en los municipios.
"Se puede pensar en ello como una asociación público-privada", explica Thorens. Aunque somos una organización que agrupa a profesionales, la señalización es mantenida en su mayor parte por un grupo de 1.500 voluntarios".
Una cultura de mantenimiento permanente
El historiador del deporte Grégory Quin afirma que esta delegación en los cantones es una de las claves del éxito del sistema: "Cada cantón puede opinar sobre la gestión de sus senderos locales y tiene derecho a formar parte de un comité, lo cual los hace sentirse valorados". El Sr. Quin, investigador de la Universidad de Lausana, cree que el considerable cuidado que Suiza pone en el mantenimiento de sus rutas de senderismo dice mucho sobre el país, su cultura de mantenimiento continuo de sus infraestructuras y su necesidad de seguridad: "Gracias a estas señales amarillas, incluso en lo más profundo de la naturaleza siempre sabrás dónde estás". Pero todo este mantenimiento tiene un precio: unos 50 millones de francos al año, unos 800 francos por kilómetro.
Senderismo: un apreciado pasatiempo suizo
La red de rutas de senderismo de Suiza está en excelentes condiciones: es de fácil acceso y la señalización informa de la duración de la ruta (basada en una velocidad media de 4,2 km/h). Esto explica en parte por qué el senderismo es la actividad deportiva y recreativa más popular del país: Los 2,7 millones de excursionistas suizos -un 44% de la población- realizan una media de 20 excursiones al año.
La vie en jaune
La popularidad del senderismo sigue creciendo. "Desde hace varios años, encuentro cada vez más excursionistas", explica Pascal Bourquin, periodista residente en el cantón del Jura. "El senderismo está realmente en auge, y la pandemia del COVID-19 no ha hecho más que reforzar esta tendencia". Bourquin es una de las personas que mejor conoce estos senderos. También se ha propuesto un reto titulado "La Vie en Jaune", que consiste en recorrer la totalidad de los 65.000 km de senderos del país (Bourquin ha recorrido hasta ahora unos 17.920 km, el 27,1% del reto).
Estos senderos señalizados son una joya: una herramienta excepcional y un instrumento de recreación increíble.
Sin embargo, Bourquin continúa explicando que más del 90% de la gente se congrega en sólo el 10% de los senderos. "Todo el mundo quiere pasar la tarde en el Chasseral, por ejemplo. Es un verdadero lujo mantener toda la red, algunos de cuyos tramos apenas se utilizan". Bourquin cree que es necesario un cambio de enfoque: "No sólo existen las clásicas caminatas con impresionantes vistas panorámicas de los lagos y las montañas. También se puede disfrutar del senderismo en el valle o del descubrimiento de los paisajes cambiantes en la linde de un bosque. Más que nada, el senderismo es una forma de arte".
Artículo de Yan Pauchard, publicado en Le Temps, 28 de julio de 2020