El exoesqueleto – desarrollos promisorios de la robótica para parapléjicos
Científicos suizos están realizando un trabajo revolucionario para brindar nuevas esperanzas a los parapléjicos. Su investigación ha logrado avances en las tecnologías que podrían permitir que las personas que sufrieron lesiones de la médula espinal vuelvan a caminar de forma autónoma. Sus trabajos sobre tecnología de exoesqueletos se encuentran entre los más promisorios.
Caminar con la robótica
La palabra exoesqueleto suena a algo mitad humano y mitad biónico, lo cual es una pista de cómo funciona realmente: tiene que instalarse en un humano para poder funcionar. El modelo TWIICE One fue diseñado inicialmente para un Cybathlon por tres científicos del laboratorio de sistemas de robótica de la Escuela Politécnica Federal de Lausana. Ahora es la esperanza de Silke Pan para regresar a una vida vertical y autónoma. Su aventura compartida comenzó en 2015. "Estábamos buscando una persona con paraplejia que tuviera un cuerpo atlético y así fue como conocimos a Silke", cuenta Tristan Vouga, uno de los tres jóvenes diseñadores del exoesqueleto. Silke Pan es una ex artista de circo que sufre paraplejia desde que tuvo un accidente en el trapecio en 2007, y ahora es subcampeona mundial de handbike. Nunca fue una persona que le huyera a los desafíos, por lo que se unió al proyecto de inmediato.
Libertad recuperada
El exoesqueleto ya existe como dispositivo de ayuda para la movilidad desde hace un tiempo, pero lo novedoso es su uso sin asistencia, permitiendo a los parapléjicos recuperar el movimiento independiente. "Silke puede levantarse de la silla sola, puede colocarse el exoesqueleto sin ayuda y puede pilotearlo ella misma", comenta Tristan. El TWIICE One tiene una estructura articulada con dos 'piernas' y se ajusta a los pies con cintas de velcro y con correas alrededor de los muslos y el tórax. "Tiene dos motores eléctricos en cada pierna que mueve las articulaciones de la cadera y las rodillas y una estructura con forma de 'u' que se usa sobre las caderas", explica Romain Baud, otro de los diseñadores. Se opera con un reloj conectado y dos muletas, una de las cuales está equipada con un controlador. La estructura de fibra de carbono y aluminio pesa unos 15 kilos y la batería dura tres horas. Puede operarse a tres diferentes velocidades e incluso permite subir y bajar escaleras. "Durante mucho tiempo sentí que la mitad de mi cuerpo estaba muerto. Poder ponerme de pie y caminar por mis propios medios es como si me hubieran devuelto la vida", dice Silke. Su sonrisa y la facilidad con la que pilotea el exoesqueleto muestran la libertad que claramente siente. "Lo más difícil es mantenerse erguido", comenta. "Cuando camino con el exoesqueleto, ya no me siento víctima de mi discapacidad, siento que recuperé la posibilidad de tomar la delantera. Es tan liberador escapar del peso de mi silla de ruedas y de esa sensación de estar atrapada".
La autonomía cotidiana es el objetivo
Con el exoesqueleto, Silke y los investigadores obtuvieron el cuarto puesto en el Cybathlon de Zúrich en 2016 y ganaron el oro en el Cybathlon de Düsseldorf en 2017. El equipo ya está inscripto para el Cybathlon 2020, que se llevará a cabo en Zúrich. Si bien las ambiciones deportivas ya están definidas, el exoesqueleto es aún un prototipo y sus diseñadores quieren mejorarlo para el uso en la vida diaria. "Queremos desarrollar modos de caminata más fluidos y sensores capaces de detectar obstáculos en el camino del usuario antes de empezar a pensar en obtener las certificaciones necesarias para patentarlo y que sea reconocido por las aseguradoras para su futura comercialización", dice Tristan. Silke, mientras tanto, ya está deseando abandonar su silla de ruedas y recuperar su independencia a diario gracias al exoesqueleto. Autonomie im Alltag