Seis arquitectos suizos que conquistaron el mundo
El Estadio Olímpico de Beijing, el Museo de Arte Moderno de San Francisco, la Torre Azul de Nueva York: estas son solo algunas de las construcciones emblemáticas nacidas de la imaginación de arquitectos suizos. Este pequeño país, dotado de un ambiente propicio, escuelas distinguidas y políticas públicas que alientan la libertad creativa, es la cuna de grandes nombres de la arquitectura mundial. A continuación presentamos retratos de algunos de estos constructores con raíces suizas.
"La calidad de la arquitectura suiza es el fruto de un matrimonio feliz entre la industria de la construcción y un compromiso político muy fuerte", explica Nicola Braghieri, arquitecto y director del Departamento de Arquitectura en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL). El profesor compara la figura del arquitecto en Suiza con la de un diseñador de moda en Italia. "La confianza que la administración pública suiza deposita en los jóvenes arquitectos es única en el mundo", subraya. "En Suiza, gracias a una tradición de licitaciones públicas para proyectos de construcción tanto públicos como privados, hasta un arquitecto de 30 años tiene la oportunidad de construir grandes edificios".
Bernard Tschumi (1944), el inclasificable
Bernard Tschumi es difícil de clasificar. El arquitecto franco-suizo nacido en Lausana no está identificado con ningún movimiento en particular y es un maestro de las estructuras lúdicas, inspiradas especialmente en el cine y opuestas a la racionalidad del modernismo. Hasta que se hizo cargo del Parc de la Villette en París en 1983, Bernard Tschumi era conocido principalmente como un teórico. El amor del arquitecto por el séptimo arte es evidente en el parque parisino, atravesado por un 'paseo cinemático' de 3 kilómetros que serpentea entre los jardines temáticos evocando un rollo de película que se extiende por el parque. Desde entonces Tschumi ha diseñado una multitud de otras obras importantes, incluyendo la Torre Azul en Nueva York (2007), su primera torre residencial, y el Museo de la Acrópolis en Atenas (2009).
Herzog y de Meuron (1950/1950), los faraones
El Estadio Olímpico de Beijing (2008), conocido como el 'nido de pájaro' por sus vigas de acero entrelazadas, es obra de ellos. La Filarmónica del Elba en Hamburgo (2017), el nuevo icono de la ciudad alemana cuyo costo increíble solo es igualado por su magnificencia, también es obra de ellos. Herzog y de Meuron coleccionan proyectos faraónicos. El estudio de Basilea con 380 empleados y 40 asociados fue fundado en 1978 por Jacques Herzog y Pierre de Meuron, dos amigos de la infancia que asistieron juntos a la ETH Zúrich. Estos experimentadores adoran probar materiales nuevos y lidiar con problemas complejos para dar vida a sus extravagantes proyectos. En 2001 recibieron el premio Pritzker, el más prestigioso galardón del mundo de la arquitectura.
Peter Zumthor (1943), el poeta
Junto con Herzog y de Meuron, Peter Zumthor es el tercer arquitecto suizo galardonado con el premio Pritzker. Sus estilos, sin embargo, no podrían ser más diferentes. Zumthor nació en Basilea, se formó como ebanista antes de estudiar arquitectura y su enfoque es artesanal. "Los edificios de Peter Zumthor poseen una presencia fuerte y atemporal", declaró el filántropo Thomas Pritzker en la ceremonia de entrega del premio en 2009. "Posee un raro talento para combinar un pensamiento claro y riguroso con una dimensión verdaderamente poética". Una de sus obras más conocidas en el extranjero es la capilla de campo Bruder Klaus en Wachendorf, Alemania (2007). Zumthor diseñó sin cargo el monolito de 12 metros de altura para un granjero, quien luego lo construyó en el medio del campo con sus amigos y vecinos.
Mario Botta (1943), el utópico
Es el más ilustre representante de la "Escuela de Ticino", junto con Luigi Snozzi, Aurelio Galfetti y Livio Vacchini, todos los cuales gozan de renombre internacional. Lo que Mario Botta comparte con ellos no es un estilo característico sino "una conexión privilegiada con la geografía de los lugares que determinan su obra arquitectónica", como él mismo le expresó a swissinfo.ch. Se refiere a la región ítalo-parlante de Suiza, que en sus palabras "ya es una creación arquitectónica en sí misma. Sus planos de agua constituyen una base horizontal sobre la que se superpone la verticalidad de sus valles y sus montañas". Botta, que trabajó junto con Le Corbusier, es uno de los fundadores de la Academia de Arquitectura de Mendrisio, su ciudad natal, y ha diseñado más de 600 proyectos en todo el mundo, incluyendo el Museo de Arte Moderno de San Francisco (1995).
Roger Diener (1950), el sobrio
Sobrias y elegantes, las estructuras de Roger Diener pueden parecer banales a primera vista. Es cierto que el arquitecto de Basilea busca simplicidad y discreción: "Aspiramos a establecer una correlación entre el edificio y la cohesión social de la ciudad", escribe Diener en el sitio Web de su estudio Diener & Diener, fundado por su padre en 1942. Roger Diener se unió a la empresa en 1976 como flamante graduado de la ETH Zúrich. Los numerosos proyectos ejecutados por Diener & Diener fuera de Suiza incluyen el plan maestro para el puerto de Malmö, Suecia (1997), la ampliación de la embajada de Suiza en Berlín (2000) y el Memorial de la Shoah en Drancy, Francia (2012). En 1999, Diener fundó ETH Studio Basel, un instituto de investigación urbana afiliado a la ETH Zúrich, junto con Jacques Herzog, Marcel Meili y Pierre de Meuron.
Le Corbusier (1887-1965), el científico
Es imposible hablar sobre arquitectura suiza sin mencionar a Le Corbusier. El arquitecto nacido en La Chaux-de-Fonds, Suiza, y naturalizado francés en 1930 construyó sus obras a lo largo y ancho del mundo y muchas de sus realizaciones forman parte de la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. Figura importante del modernismo, un movimiento arquitectónico funcional y minimalista en el que predominan el hierro, el acero, el hormigón y el vidrio, Le Corbusier procuró aplicar los métodos de la ingeniería a la arquitectura. Como gran teórico, desarrolló el concepto de la Unité d'habitation, una unidad habitacional apropiada para la escala humana, siendo el ejemplo más conocido la Cité radieuse en Marsella (1952), conocida popularmente como La Maison du Fada (la Casa del Loco). La influencia de Le Corbusier perdura en la actualidad: "Está en los sueños y las pesadillas de todos los arquitectos", dice Nicola Braghieri de la EPFL.