Un recorrido por Suiza a través de 20 obras de arte
Los bucólicos paisajes suizos pueden haber inspirado mil pinturas, pero la animada atmósfera artística y el espíritu creativo del país no se limitan sólo a éstas. Proponemos un breve recorrido por Suiza a través de 20 obras representativas, desde Ferdinand Hodler hasta Renée Levi.
El milagroso proyecto de los peces, de Konrad Witz (1444), alojado en las colecciones del Museo de Arte e Historia de Ginebra, se considera el primer paisaje pintado en la historia del arte occidental. A la distancia, de izquierda a derecha, muestra a los montes Voirons, Môle, Mont-Blanc y Petit Salève; en el centro se encuentra el lago Lemán (también conocido como lago Ginebra), sus orillas mucho menos pobladas que en la actualidad.
Algunos historiadores se han preguntado (como lo hizo Dominique Radrizzani en Lemancolia, su cautivador tratado artístico de Suiza) si la Crucifixión de Van Eyck, una pintura sobre tabla terminada unos 15 años antes, podría merecer el título de primer paisaje en lugar de la obra de Witz. La pintura de Van Eyck también es un paisaje suizo: el sinuoso Ródano y el familiar pico de la Catogne pueden verse en el fondo. De hecho, Suiza siempre ha mantenido una relación distintiva con sus paisajes, que han sido pintados, grabados, fotografiados y capturados en verso o en canto muchas veces y son invariablemente celebrados por su belleza.
Esta lista, inevitablemente corta, no pretende ser una guía exhaustiva del arte y la cultura suizos. Más bien es un intento de ilustrar cómo los artistas suizos, desde la vanguardia histórica hasta hoy, han batallado continuamente con las imágenes del paisaje y su pesado legado: la carga de lo bello. Esta lucha ha adoptado muchas formas: emigrar a otras partes del mundo, contrarrestar las representaciones de lugares excesivamente turísticos con una abstracción radical, sustituir la contemplación solemne de la naturaleza por un humor negro y un sarcasmo mordaz, recurrir a los recursos de la ciencia ficción, el arte pop o los movimientos punk, o elegir enfocarse provocativamente en las escenas técnicas, urbanas y modernas en lugar de en las tranquilas escenas pastorales.
Meret Oppenheim, Fuente, 1983 (Nägeligasse, Berna)
Aunque la famosa fuente de Meret Oppenheim tardó varios años en ser aceptada por los residentes de la capital suiza, los voluminosos depósitos de caliza y los musgos que crecen caóticamente sobre las espirales grises ya no son fuente de controversia. Cerca de cincuenta años después de la inauguración de la fuente, estas formas, que cambian con las estaciones, son una verdadera celebración de la vida biológica y una poderosa alegoría medioambiental.
Peter Fischli y David Weiss, El camino correcto, 1983
En esta obra en forma de cuento, los dos artistas viajan por Suiza con disfraces de rata y oso de peluche. Atravesan paisajes idílicos, reflexionan sobre grandes cuestiones filosóficas y se embarcan en aventuras en las que los humanos permanecen ausentes. Aunque la película parodia el tropo del vagabundo solitario y sus ensueños, toma en serio las cuestiones centrales del movimiento romántico, en particular en lo que respecta a la relación del hombre con la naturaleza. Esta mezcla de frivolidad y gravedad sigue siendo la marca del dúo, una técnica que el cineasta americano John Waters elogió con entusiasmo.
Max Bill, esculturas-pabellón, 1983 (Bahnhofstrasse, Zúrich)
Pintor, diseñador, arquitecto, editor, curador, profesor, político: Max Bill fue un hombre de convicciones poderosas durante toda la vida. Su escultura de granito en forma de pabellón, ubicada en una calle muy transitada del centro de Zúrich, es un ejemplo de su ambición de transformar profundamente la vida cotidiana a través del lenguaje geométrico. Bill, a quien Harald Szeeman describió en 1969 como "una figura emblemática de la vida cultural suiza", aún hoy sigue encarnando una cierta idea del arte suizo.
Pipilotti Rist, Ever Is Over All, 1997
En una de las primeras instalaciones de video a gran escala de Pipillotti Rist, vemos a una joven mujer parecida a Blancanieves caminando por una calle desierta. Sin embargo, lejos de evocar la inocencia de Disney, la vemos rompiendo las ventanas de los coches a medida que avanza, con una sonrisa en su rostro. Esta obra maestra del punk de ensueño, una copia de la cual está incluida en la colección del MoMA, ha tenido un impacto cultural duradero. Incluso se puede ver el eco en los videos musicales de Beyoncé, que en Hold Up se inspiró directamente en esta obra.
Félix Vallotton, Le Bois de la Gruerie et le ravin des Meurissons, 1917
Naranja, verde, amarillo: la calidad decorativa y los atrevidos colores de esta pintura de época tardía contrastan de manera extraña con su sombrío motivo, un paisaje de la Primera Guerra Mundial. Vallotton, el más parisino de los artistas suizos, emigró a Francia a principios de la década de 1880 y se unió rápidamente a los movimientos vanguardistas y anarquistas del país. Los horrores de la guerra le dejaron una profunda impresión y entre 1914 y 1918 pintó una serie de obras que, como su Cementerio de Châlons, son "la expresión perfecta de una carnicería matemática".
Ferdinand Hodler, Bleu Léman, 1904 (Museo Cantonal de Bellas Artes de Lausanne)
2018, el centenario de la muerte del artista, fue "el año de Hodler": múltiples exposiciones exploraron su trabajo bajo todas las luces imaginables. Aunque pintó retratos, escenas históricas y extrañas alegorías simbolistas, Hodler es conocido internacionalmente por sus paisajes lacustres, en particular los del Lago Lemán. De hecho, es el más famoso de los pintores de la "lémancolie" (un juego de palabras francés que hace referencia al sentido de la melancolía que impregna muchas representaciones de esta masa de agua).
Emma Kunz, Work No. 003, sin fecha
Emma Kunz (1892-1963) es una figura fascinante en la encrucijada del arte y el misticismo. Aficionada a describirse a sí misma como "investigadora", Kunz vivió en la Suiza germana, donde trabajó como telépata, psíquica y curandera. A partir de 1938, hizo grandes dibujos en papel milimetrado que transmitían sus ideas en forma codificada. Estas obras han sido redescubiertas y recibidas con entusiasmo por el mundo del arte durante el último decenio.
H. R. Giger, Bar-Museo, 2003 (Gruyères)
En las profundidades del sublime paisaje de la región suiza del Gruyère se encuentra una aterradora instalación del maestro suizo del horror, Hans Ruedi Giger. Conocido mundialmente por su trabajo en la primera película de Alien (1979), y en particular por el propio alienígena, Giger fue un artista e ilustrador prolífico. Este bar, lleno de sus escalofriantes esculturas biomecánicas, está situado frente al museo que le fue dedicado en la pequeña ciudad de Gruyères.
Verena Loewensberg, Sin título, 1978 (Haus Konstruktiv, Zúrich)
Verena Loewensberg (1912-1986) fue una de las principales integrantes del movimiento de Arte Concreto en Zurich. En los años '30, comenzó a explorar las posibilidades del arte regido por principios racionales. Sin embargo, su combinación única de sistemática, extrema simplicidad y movimiento dinámico está presente incluso en sus últimas piezas. Esta obra de vanguardia sigue siendo una importante fuente de inspiración para gran parte de la escena artística geométrica contemporánea, tanto en la Suiza francófona como en el extranjero.
John Armleder, Olivier Mosset y Sylvie Fleury, AMF, 1990 (Galerie Rivolta, Lausanne)
John Armleder y Olivier Mosset se mostraron juntos de manera habitual durante la década de 1980, pero la AMF fue la primera colaboración entre los tres artistas, y la primera exposición pública de Sylvie Fleury. Muestra un surtido de bolsas de compras de colores brillantes tiradas en el suelo, con las iniciales de marcas de lujo y que aún contienen artículos comprados. Este gesto pop, que recuerda a las cajas de detergente para ropa de Warhol, hizo que se difuminaran los mundos del arte y la moda, marcaron una tendencia importante durante los años 90 y 2000.
Sophie Taeuber-Arp, Composición Dadá, 1920
En 1920, la pintora, escultora, bailarina y artista textil Sophie Taeuber (1889-1943), junto con su futuro esposo Jean Arp, se involucró en el Dadá, un movimiento tan asociado con París y Berlín que uno puede olvidar que se originó en Zurich. Esta pieza, que infunde a la composición abstracta un sentido de movimiento danzante, demuestra la preferencia de Taeuber, ya en esta primera etapa, por la síntesis de las artes, rasgo definitorio del catálogo de esta figura ferozmente moderna.
Thomas Hirschhorn, Suiza-Democracia suiza, 2004 (Swiss Cultural Centre, París)
En notas preparatorias escritas varios meses antes de la inauguración de la obra, Hirschhorn declaró su intención de "sitiar" el Centro Cultural Suizo de París. La exposición, diseñada en respuesta a la llegada al gobierno de Christoph Blocher varios meses antes, desató un escándalo político en Suiza. Varias figuras hablaron en contra del artista y muchos se ofendieron por el apoyo de Pro Helvetia a la exposición, aunque no la habían visto. Pero el método de Hirschhorn demostró ser efectivo tanto política como artísticamente.
Aloïse Corbaz, Montreuse de tableau dans la bannière de Montreux, 1941 (Art Brut Collection, Lausanne)
Una de las artistas esenciales de la mundialmente conocida Colección del Art Brut es Aloïse Corbaz (1886-1964), oriunda de Lausana. Corbaz se lanzó de cabeza al dibujo y la pintura después de su regreso en 1918 a Suiza, tras haber trabajado varios empleos como institutriz en Alemania, donde había conocido al emperador Guillermo II, de quien se enamoró perdidamente. Jean Dubuffet, el fundador del movimiento Art Brut, la conoció en 1947 e incorporó sus dibujos de figuras principescas y heroínas a su colección.
Jean-François Schnyder, Corso Schnaps Parade, 2009
Salas de espera en las estaciones de tren, vistas a la autopista, amaneceres sin pretensiones, chalets kitsch - o, como en esta obra de arte, pequeñas esculturas artesanales y un desfile de botellas de licor. Desde finales de los años 60, este artista conceptual nacido en Basilea (1945-) ha encontrado inspiración en formas culturales vernáculas o banales y ha dominado el arte de la burla. Schnyder representó a Suiza en la Bienal de Venecia de 1993.
Peter Stämpfli, Proud Beauty, 1963
Aunque el pop art se asocia principalmente con Inglaterra y los Estados Unidos, Suiza también ha desempeñado un papel en este movimiento definido por la cultura moderna, la sociedad de consumo y la celebración de la mercancía. A mediados del decenio de 1960, Stämpfli, conocido hoy en día principalmente por su trabajo inspirado en el automóvil, realizó varias series de pinturas basadas en el mismo modelo: un fondo blanco y un objeto de gran tamaño pintado con los colores lisos de un anuncio.
Franz Gertsch, Medici, 1971–1972
En 1969, cuando tenía casi cuarenta años, el pintor y grabador bernés Franz Gertsch tuvo una revelación durante un viaje al Tesino: se dio cuenta de que la realidad ya no se podía entender más que a través de una cámara. Durante los años '70, sus pinturas hiperrealistas proporcionaron una ventana a su vida como pintor en la comunidad artística de Lucerna. Sus obras a gran escala inmortalizaron a toda una generación de artistas y comisarios, desde Markus Raetz a Urs Lüthi, Harald Szeemann y Luciano Castelli.
Paul Klee, Detachment of the Soul, 1934 (Paul Klee Centre, Berna)
Como miembro del grupo Blauer 20 y profesor de la escuela de la Bauhaus en Weimar, y luego en Dessau, Paul Klee estuvo en el centro de los movimientos de vanguardia del período de entreguerras. En diciembre de 1933, luego de haber sido despedido de manera sumaria por el director nacional-socialista de la Academia de Düsseldorf donde enseñaba, Klee decidió emigrar a Berna con su esposa. Allí realizó sus últimas obras, caracterizadas por su gran escala, la experimentación con materiales y los diseños de líneas audaces.
KLAT Collective, Frankie a.k.a The Creature of Doctor Frankenstein, 2013–2014 (Esplanada Plainpalais, Ginebra)
Esta escultura de bronce de Frankenstein, situada en el borde de la explanada del Plainpalais, cerca del parque de patinaje, no sólo recuerda el origen literario del monstruo en Ginebra, sino que tiene un fuerte significado simbólico, ya que incorpora al espacio público una famosa figura marginada. Desde su fundación en 1997, el Colectivo KLAT ha estado activo en la escena artística alternativa de Ginebra. Actualmente cuenta con tres miembros.
Renée Levi, Reuss, 2001 (Grand Council Hall, Lucerna)
Se podría decir que la obra pictórica de la artista de Basilea Renée Levi funciona a dos niveles: el de las pinturas en sí y el del espacio en el que se exponen, ya sea en una galería de exposiciones o en el espacio público. Levi también se formó como arquitecta. Su instalación permanente de color neón en la pared de la sala del Gran Consejo de Lucerna pone de relieve tanto la arquitectura de la sala como la función del organismo que se reúne allí.
Gianni Motti, Big Crunch Clock, 1999 (MAMCO, Ginebra)
Este reloj digital de 20 números en la entrada del MAMCO (Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Ginebra) no muestra la hora actual, sino los años, horas y minutos que faltan para que el Sol explote. Motti ha evocado numerosos desastres naturales y humanos a lo largo de su carrera, desde la explosión del transbordador espacial Challenger hasta los terremotos de California de junio de 1992. Con este reloj solar, intenta apropiarse del desastre más terrible de todos con su característica mezcla de humor y horror.
Artículo original de Jill Gasparina, publicado en Le Temps en julio de 2020
Imagen de portada: Félix Vallotton, Le Bois de la Gruerie et le ravin des Meurissons, 1917 © Wikipedia Commons