Una carrera mítica a través del corazón de los Alpes Suizos

Una carrera mítica a través del corazón de los Alpes Suizos

En los inicios de la Segunda Guerra Mundial, la Brigada suiza de Montaña número 10 estaba preparada y a la espera. Su misión: defender la zona sudeste de los Alpes. A dos capitanes de la brigada – incluyendo al futuro Consejero Federal Roger Bonvin – se les ocurrió la novedosa idea de poner a prueba las habilidades de sus soldados.

Los dos fundadores se inspiraron en la Haute Route, un icónico sendero existente, para organizar una carrera de montañismo para las patrullas militares entre Zermatt y Verbier. En esa época era una travesía de cuatro días, y naturalmente había que hacerla en un tramo. A pesar de las dificultades, las patrullas militares partieron por primera vez en abril de 1943, marcando la inauguración de la primera Patrouille des Glaciers (PDG).

PDG

Un evento trágico

Lamentablemente, la tercera carrera que se organizó se vio arruinada por un accidente trágico: uno de los equipos de la patrulla cayó en una grieta en el glaciar del Mont Miné entre Zermatt y Arolla y, sin todos los recursos y elementos de seguridad de la actualidad, el rescate llegó demasiado tarde para salvarlos. La euforia original entre los participantes y sus familias fue reemplazada por una sensación de desánimo. Toda la región de las montañas se encontraba conmocionada, y el Departamento Militar Federal decidió prohibir la carrera. La prohibición se mantuvo durante más de 30 años.

Una carrera mítica a través del corazón de los Alpes Suizos

Se reaviva la chispa

A pesar del terrible accidente y de la oleada de emociones que desató, la chispa que se encendió en 1943 nunca se apagó. De hecho, el mito de la Patrouille des Glaciers perduró en los valles de los alrededores durante años, con la esperanza de recuperarla algún día. Esta carrera de esquí a través de algunos de los escenarios más espectaculares de Suiza todavía era considerada un logro increíble y había llegado a ser venerada como un icono nacional. En 1983 el Teniente General Roger Mabillard, un entusiasta de las pruebas de resistencia militares, decidió revivir la carrera y dio instrucciones al comandante de la División de Montaña 10, Adrien Tschumy, para que organizara una nueva PDG. Así fue que 190 patrullas partieron desde Zermatt en la noche del 5 al 6 de abril de 1984, ¡y la leyenda volvió a nacer! Esta vez, se tomaron precauciones especiales a lo largo de toda la carrera para garantizar la seguridad de todos los participantes.

Desde entonces, la Patrouille des Glaciers se organiza cada dos años.

Una aventura para todos

El número de postulantes aumenta con cada competencia. En 2006 los organizadores incluso tuvieron que introducir dos horarios de largada escalonados desde Zermatt. Una vez que la carrera se abrió a patrullas civiles, se convirtió en una víctima de su propio éxito. Los organizadores tuvieron que redefinir el procedimiento de inscripción: se da prioridad a las patrullas militares suizas que reúnen los requisitos técnicos y físicos y a otras patrullas lideradas por un guía, que se admiten automáticamente en la carrera. La mayoría de los lugares restantes se asignan luego a patrullas civiles por sorteo – lo que inevitablemente deja a muchos desilusionados por no haber llegado ni siquiera a la línea de largada.

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Ahora que la carrera está abierta a los civiles, todos los que disfrutan del alpinismo y están a la altura del desafío pueden anotarse en este evento icónico en un escenario idílico. La línea de largada muestra una mezcla diversa de participantes – hombres y mujeres, jóvenes y viejos – de todo el mundo. La tarea es aún más exigente para los equipos de África o China, por ejemplo, dado que las condiciones alpinas son en general muy diferentes del ambiente donde normalmente se entrenan. Aun así, cualquiera sea su edad, sexo u origen, todas las patrullas de la carrera están sumamente motivadas y determinadas a llegar hasta el final del recorrido.

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A pesar de las estrictas medidas de seguridad del ejército, los participantes obviamente deben reunir ciertos criterios, dada la distancia y elevación de la pista, la elevada altitud y las numerosas dificultades que presenta el terreno alpino. Deben estar muy familiarizados con las condiciones montañosas y poder manejar situaciones inesperadas, que en ocasiones pueden ser bastante extremas. Esto exige un intenso entrenamiento físico pero también mental y preparación técnica, y deben aceptarse todas las reglas y competir en el espíritu de la Patrouille.

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Una aventura extraordinaria – pero plagada de incertidumbres

La Patrouille des Glaciers es mucho más que una simple carrera. La experiencia comienza con la inscripción, seguida por el suspenso del sorteo y luego la emoción o la desilusión, luego semanas o – más probablemente – meses de entrenamiento de resistencia y equilibrio, con el consiguiente dolor entremezclado con momentos de intensa euforia. Y cuando finalmente llega el gran día, la incertidumbre sobre el clima persiste hasta el último minuto... ¿La Madre Naturaleza dejará que se lleve a cabo la carrera? Los organizadores militares no corren riesgos: la seguridad es primordial y, después de todo, se supone que la carrera tiene que ser divertida. Una vez que se pone en marcha la Patrouille des Glaciers, la combinación de emoción, incertidumbre y auténtico esfuerzo es lo que empuja a los participantes a superarse y llegar hasta Verbier.

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