Una ciudad suiza en el corazón de Brasil
En las elevaciones de la Sierra Fluminense, a 130 km. de las playas de Río de Janeiro, se encuentra una ciudad de 185.000 habitantes. Orgullosa de su legado suizo, Nova Friburgo se está preparando para celebrar con gran pompa el bicentenario de su fundación. Numerosas iniciativas a ambos lados del Atlántico fortalecerán los lazos existentes entre Nova Friburgo y Suiza.
En septiembre del año pasado, el gobernador del Estado de Río de Janeiro le confirió a Nova Friburgo el status de 'ciudad suiza'. Dio este fuerte paso simbólico en reconocimiento de los profundos lazos entre Nova Friburgo y Suiza.
Fundada por decreto del Rey Juan VI de Portugal el 16 de mayo de 1818, el destino de Nova Friburgo está indisolublemente ligado a las familias de los emigrantes suizos que ayudaron a construirla. Los intercambios entre Friburgo y Nova Friburgo han fortalecido aún más estos lazos en las últimas décadas. A fin de celebrar el aniversario con estilo y crear nuevas sinergias entre las dos ciudades, en 2018 se están lanzando una serie de iniciativas.
Si bien las iniciativas colocan el foco sobre los jóvenes y el futuro en particular, también se recuerda la historia única de Nova Friburgo. A comienzos del siglo XIX, Suiza era, junto con Portugal, la primera nación en organizar la migración de grandes grupos de personas a Brasil. En Europa se veía a Brasil como un promisorio Nuevo Mundo alejado de los problemas que aquejaban al Viejo Mundo.
El decreto del rey
La historia de Nova Friburgo comenzó con un decreto promulgado por el Rey Juan VI de Portugal el 16 de mayo de 1818. Se firmó un acuerdo de colonización agrícola con el gobierno de Friburgo que abrió el camino para la inmigración de 100 familias suizas a Brasil.
A comienzos del siglo XIX, los suizos eran predominantemente un pueblo agricultor que se destacaba por vivir de la tierra. Pero en 1816, un año que llegaría a ser conocido como el 'año sin verano', gran parte de Europa incluyendo Suiza sufrió severos períodos anómalos de frío y lluvias luego de la erupción del Monte Tambora en Indonesia un año antes. Los cultivos se perdieron y poco después sobrevino la pobreza, el hambre y la muerte.
Una travesía heroica
En julio de 1819, un primer contingente de 2.006 personas se embarcó en Estavayer-le-Lac en el cantón de Friburgo con rumbo a lo que para ellos era un nuevo mundo. A los 830 emigrantes del cantón de Friburgo se unieron 500 campesinos de la región del Jura (entonces parte del cantón de Berna), 160 del cantón de Valais, 143 de Argovia, 140 de Lucerna, 118 de Soleura, 90 de Vaud, 17 de Schwyz, cinco de Neuchâtel y tres de Ginebra. En la primera etapa del viaje, los emigrantes navegaron por el Aar y el Rin hasta los Países Bajos, donde tuvieron que esperar seis semanas en campamentos hacinados antes de embarcarse para Brasil. Algunos miembros del primer grupo de emigrantes murieron sin haber visto el mar.
En septiembre de 1819, los emigrantes finalmente vieron el Océano Atlántico. Fue una larga travesía. El cruce del Atlántico le llevó 55 días al primer buque, y el último de los siete barcos ingresó al puerto de Río de Janeiro después de 146 días. El cruce del Atlántico estuvo plagado de dificultades, enfermedades y accidentes que se cobraron las vidas de 400 emigrantes.
Los sobrevivientes de la travesía se reunieron finalmente en 1819 en Río de Janeiro, donde permanecieron hasta que recuperaron las fuerzas. Luego continuaron su viaje a pie a través de bosques tropicales y llegaron al destino prometido el 17 de abril de 1820. Le dieron a su nuevo hogar el nombre de 'Nueva Friburgo', lo que dio origen a Nova Friburgo; establecieron una autoridad municipal, armaron lugares improvisados de culto y fundaron la primera escuela del pueblo. En 1821 se formó la Asociación Filantrópica de Río de Janeiro para apoyar a las familias más vulnerables.
Comienzos difíciles
Los colonos, con sus sueños de abundantes cosechas, se chocaron contra una dura realidad. Convertir el bosque virgen en pasturas alpinas resultó ser mucho más difícil de lo que esperaban. Algunos colonos decidieron mudarse a zonas con mejor potencial agrícola, donde comenzaron a cultivar café. La subsiguiente expansión del comercio del café aseguraría la futura sustentabilidad de Nova Friburgo, que se convirtió en un punto estratégico en la ruta comercial entre las plantaciones de café en el interior y Río de Janeiro, en ese entonces capital del país y el mayor puerto marítimo.
A lo largo de las siguientes décadas, la región también recibió otras comunidades de inmigrantes, lo que convirtió a Nova Friburgo en un crisol de personas de todas partes del mundo. 'Ciudad de todas las naciones' es ahora el lema de Nova Friburgo. La plaza principal de la ciudad exhibe orgullosa las banderas de los países de origen de las comunidades de inmigrantes, conocidas como 'colonias', que han moldeado su destino: Portugal desde que el país fue colonizado por primera vez en el siglo XVI, Suiza (desde 1820), Alemania (1824), Italia (1855), Líbano (1870), España (fines del siglo XIX), Japón (1908), Austria (1928) y Hungría (1956). Entre ellas flamea una bandera pan-africana que honra a los esclavos africanos que fueron traídos desde África desde el siglo XVIII.
Relaciones distantes
Con el transcurso del tiempo, la mayoría de las familias de Nova Friburgo perdieron su identificación cultural con Suiza. Las autoridades suizas también parecieron haber olvidado a los descendientes de los pocos cientos de familias suizas que emigraron a una tierra lejana.
Esto cambió en 1973, cuando la Universidad de Friburgo publicó una tesis doctoral de un joven historiador, Martin Nicoulin, sobre la odisea de los primeros colonos suizos de Nova Friburgo a principios del siglo XIX ('La Genèse de Nova Friburgo. Emigration et colonisation suisse au Brésil, 1817–1827'). El renovado interés llevó a la creación, en 1978, de la Asociación Friburgo-Nova Friburgo, cuyo objetivo expreso era brindar apoyo a los habitantes de Nova Friburgo y mantener viva la memoria de la migración suiza a Brasil. Los lazos se fortalecieron aún más en 1981, cuando se invitó a una delegación de Nova Friburgo a participar en un desfile para conmemorar el quinto centenario de la incorporación del cantón de Friburgo a la Confederación Suiza.
Una ciudad vibrante que mira hacia el futuro
Nova Friburgo posee 185.000 habitantes – una leve mayoría de los cuales son mujeres (52%) – y está dividida en ocho distritos. Dado que Nova Friburgo fue colonizada predominantemente por inmigrantes europeos, hoy el 72% de sus habitantes son blancos, lo que la convierte en la ciudad menos étnicamente mixta del estado de Río de Janeiro. La ubicación de la ciudad en las elevaciones de la Sierra Fluminense – su punto más elevado se encuentra a 850 metros sobre el nivel del mar – también le brinda el clima más fresco del estado.
La crisis económica obligó a la ciudad a repensar su base económica, la que se centra principalmente en las industrias textil y metalúrgica. La agricultura y la horticultura también son sectores importantes. Nova Friburgo ahora es conocida como la capital de Brasil para la fabricación de lencería, el cultivo de frutillas y la cría de truchas. La belleza natural de la región también ha convertido al turismo – principalmente interno – en una industria local próspera. Los viajeros en busca de aventura y emoción no se verán desilusionados en esta ciudad, que ofrece amplias oportunidades para el ecoturismo y los deportes al aire libre.
En las últimas décadas Nova Friburgo, tradicionalmente conocida como una ciudad industrial, también ha tomado medidas activas para ser conocida como un centro de aprendizaje, y así ha logrado atraer a una población más joven. Se han establecido varias instituciones de educación superior, abriendo una más amplia gama de oportunidades para los jóvenes. Hoy, la ciudad cuenta con seis universidades: tres universidades privadas, un campus de la Universidad Federal Fluminense, un campus del Centro Federal de Educación Tecnológica Celso Suckow da Fonseca y un campus de la Universidad del Estado de Río de Janeiro.
Un aniversario celebrado con estilo
Para marcar el bicentenario de la fundación de la ciudad de Nova Friburgo, el gobierno suizo ha lanzado una serie de eventos patrocinados por el Presidente de la Confederación Suiza, el Concejero Federal Alain Berset, nativo de Friburgo. El programa, que apunta a fortalecer aún más los fuertes lazos existentes entre Suiza y Nova Friburgo y crear nuevas y duraderas sinergias, es organizado por Presencia Suiza del Departamento Federal de Asuntos Exteriores en consulta con la red de representaciones suizas en Brasil. Es fundamental asegurar la permanente visibilidad de Suiza en Brasil.
Combinando tradición y modernidad, el programa por lo tanto apunta a presentar una imagen de un país que honra su pasado y la historia de sus emigrantes pero también abraza el presente y está listo para mostrar, sin falsa modestia, su audacia, dinamismo y espíritu positivo. Los proyectos organizados este año se concentrarán en las siguientes áreas:
Proyecto de historia y educación: los alumnos de escuelas estatales realizarán una investigación independiente sobre la historia de la migración suiza y armarán una obra de teatro sobre el mismo tema.
Proyecto de cocina suiza: dos chefs suizos del cantón de Friburgo, Ben y Léo, dictarán cursos de gastronomía en la Universidad Candido Mendes, crearán un menú especial para la celebración del bicentenario en la Casa Suiza de Nova Friburgo y una cerveza artesanal para marcar la ocasión.
¿Qué mejor manera de contar la historia de una relación que data de hace doscientos años que a través de imágenes? Un programa de intercambio lanzado por la Universidad de Arte y Diseño de Lausana (ECAL) está diseñado para hacer justamente eso. En octubre de 2017, la ECAL envió a diez estudiantes a Nova Friburgo para realizar una inmersión en la cultura brasileña. A cambio de esto, cuatro jóvenes cineastas de Nova Friburgo han venido a Suiza para realizar cuatro cortos. Este proyecto audiovisual también incluirá dos documentales cortos sobre la Casa Suiza de Nova Friburgo y la Asociación Filantrópica de Río de Janeiro, fundada en 1821. También se producirán una serie de perfiles de los descendientes de los emigrantes suizos y se los publicará en diversas plataformas en las redes sociales.
La enseñanza del francés se ha abandonado gradualmente en las escuelas estatales de la ciudad, y los descendientes de los primeros colonos suizos ya no hablan el alemán. Este año, programas especialmente diseñados celebrarán ambos idiomas en Nova Friburgo.
A lo largo de todo 2018 se realizarán intercambios culturales entre los dos países, incluyendo un concierto del pianista clásico de Friburgo Raphaël Sudan y música electrónica curada por un DJ suizo en Brasil y un DJ brasileño en Suiza. También se exhibirá el cine suizo, con proyecciones de filmes suizos durante todo el año y un programa especial de los mejores filmes para niños y personas de todas las edades realizados por cineastas de Friburgo en las últimas décadas. También habrá un tributo a tres famosos hijos de Friburgo, el pintor y escultor Jean Tinguely, el piloto de Fórmula Uno Jo Siffert y el compositor y sacerdote católico Joseph Bovet.
¿Qué mejor que el deporte para reunir a personas de diferentes naciones? El partido de la Copa Mundial 2018 entre Suiza y Brasil será una perfecta oportunidad para demostrar que la amistad entre nuestros dos países es más fuerte que un partido de fútbol. La bandera suiza también flameará este año en la Copa de Mountain Bike de Nova Friburgo, un evento que se ha convertido en una tradición local.
El bicentenario también es una oportunidad para explotar sinergias en los negocios, el comercio y el turismo además de la ciencia y la tecnología.
¡Feliz cumpleaños, Nova Friburgo! ¡Que los lazos de amistad entre nuestros dos países sigan fortaleciéndose en los próximos dos siglos! ¡Felicitaciones!
Enlaces útiles:
La genèse de Nova Friburgo (el nacimiento de Nova Friburgo), por Martin Nicoulin
Un aller simple pour Nova Friburgo, por Henrique Bon, traducción al francés de Robert Schuwey del original en portugués, publicado por Faim de siècle