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La formación profesional: la receta del éxito suizo

En Suiza, la formación profesional es muy valorada y permite a los jóvenes aprender un oficio combinando las clases teóricas con el trabajo en una empresa. Cada vez más países se están interesando en este modelo, una herramienta efectiva para combatir el desempleo.

 

La buena salud de la economía suiza, con tasas de desempleo que no superan el 4%, se debe en particular a la calidad del sistema de formación profesional, orientado a las necesidades del mercado e integrado en el sistema educativo.

Al finalizar la educación obligatoria, los jóvenes suizos pueden elegir entre continuar sus estudios u optar por una formación profesional, mayoritariamente 'dual', es decir, que combina el estudio con la práctica. La base es una pasantía en una empresa tres o cuatro días a la semana combinado con clases en una escuela profesional. La formación, durante la cual el pasante recibe un sueldo del empleador, dura entre dos y cuatro años, al final de los cuales el pasante recibe un certificado federal de capacidad (CFC) o una atestación federal de formación profesional (AFP). El antiguo pasante entonces puede pasar directamente al mercado laboral o continuar a la formación superior. Muchos gerentes de pequeñas y medianas empresas suizas han seguido este camino.

Formación profesional en Suiza

Las personas con un diploma profesional tienen más posibilidades de encontrar empleo. "Alguien que ha completado una formación profesional tiene tres veces menos de probabilidades de quedar desempleado o de no tener trabajo por un período prolongado", escribe el político suizo Rudolf Strahm en su libro Le mirage des longues études (Slatkine, 2016), con estadísticas que respaldan su argumento. El ex Consejero Nacional socialista, que comenzó su carrera con una formación profesional en un laboratorio, también señala que los cinco países europeos que aplican la formación dual (Suiza, Alemania, Austria, los Países Bajos y Dinamarca) tienen tasas de desempleo más bajas que los demás países.

WorldSkills
Un miembro del equipo suizo en acción en la edición 2015 de la Competencia WorldSkills, en la que Suiza terminó en el cuarto puesto © WorldSkills

La elección de una formación profesional

Una formación profesional fue lo que le permitió a Léa Graham, luego de intentar otras cosas, conseguir un trabajo en la cocina de uno de los mejores restaurantes del mundo, 'Le Restaurant de l'Hôtel de Ville' en Crissier. Este restaurante suizo ocupó el primer puesto en la lista de los 1000 mejores restaurantes del mundo en 2016 y el cuarto en 2017. "Siempre quise trabajar en un restaurante", dice Léa, una joven de 26 años de Vaud. "Pero al final de mi educación obligatoria, mi familia y mis amigos me convencieron de que no siguiera ese camino, porque pensaban que era demasiado duro, y me alentaron para que me anotara en una licenciatura".

Léa siguió el consejo de sus seres queridos. Terminó la licenciatura, con una especialidad en artes visuales, y luego siguió estudiando en la Escuela de Arte y Diseño de Ginebra (HEAD). Cuando obtuvo su título, decidió hacer realidad su sueño de la infancia de todos modos y comenzó una formación profesional como cocinera.

Léa Graham
Luego de una pasantía como cocinera, Léa Graham fue contratada por 'Le Restaurant de l’Hôtel de Ville' en Crissier, uno de los mejores restaurantes del mundo.

Durante este nuevo programa de formación, la joven cambió de restaurante dos veces antes de completar su formación profesional en la 'École professionnelle de Montreux', donde tuvo la oportunidad de trabajar una vez por semana en el restaurante de l'Hôtel de Ville en Crissier. Al final de su formación, el restaurante la contrató y debemos decir que Léa Graham puso su corazón en el trabajo: en 2015, la nombraron la mejor aprendiz de cocina en el cantón de Vaud. "La formación profesional me dio la oportunidad de integrarme gradualmente en la vida laboral, lo cual fue muy bueno dada la naturaleza exigente del trabajo en la cocina", reconoce.

Interés más allá de nuestras fronteras

Cada vez más países están demostrando interés en el sistema de formación profesional suizo como una manera de combatir el desempleo. De hecho, fue uno de los objetivos de la visita de Estado del Presidente chino Xi Jinping a principios de año. "La cantidad de consultas del exterior que expresan un interés en el sistema suizo ha aumentado significativamente en los últimos años. En algunos casos quieren obtener más información y en otros desean cooperar con Suiza en esta área", indica Jérôme Hügli, responsable de proyecto de la Secretaría de Estado de Formación, Investigación e Innovación.

El modelo suizo es parte de una estructura general compleja, que incluye diálogo social, una cultura de formación profesional y los tres niveles de federalismo del país. "Es imposible simplemente replicar el sistema suizo en otro país con una situación cultural y socio-económica diferente", dice Jérôme Hügli. "Sin embargo, es posible adaptar algunos aspectos clave al contexto específico de un país determinado. Esto obviamente requiere un análisis profundo y una voluntad por parte del país socio para embarcarse en un proceso a largo plazo".

École
La formación profesional dual combina clases en el aula con trabajo en una empresa © formationprofessionnelleplus.ch

¿Cuáles son las dificultades más recurrentes? "En muchos países, la formación profesional a menudo tiene una mala imagen, lo que requiere mucho trabajo con los destinatarios (jóvenes, padres, docentes, etc.)", explica Jérôme. "El papel cada vez más importante del sector privado en la formación profesional es otro aspecto que implica un problema en muchos casos. El Estado debe permitir que los actores económicos tengan más influencia en la formación profesional. Al mismo tiempo, es necesario que las empresas y los círculos económicos perciban algún beneficio por involucrarse en esta área. Trabajar en esos aspectos es la clave para el éxito, pero lleva mucho tiempo".

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