¡Ellas votan! 1971 – 2021: 50 años del derecho al voto para las mujeres suizas
No fue hasta 123 años después de la Constitución Federal de 1848 y tres años después de los movimientos sociales de 1968 en Europa que Suiza concedió a sus ciudadanas el derecho al voto a nivel federal. ¿Sorprendente para un país próspero y pacífico como el nuestro? No tanto si se observa su particular sistema político y el contexto de la época. A continuación, una mirada a la historia de la igualdad en Suiza de la mano de Sylvie Durrer, “Madame Egalité” de la Confederación.
El camino hacia el derecho de las mujeres a votar y a presentarse a las elecciones en Suiza ha sido bastante sinuoso. De hecho, el 7 de febrero de 1971, el 65,7% de los hombres suizos votaron a favor de una enmienda a la Constitución Federal, según la cual, en el futuro, todas las mujeres suizas tendrían los mismos derechos políticos que los hombres. Así, las mujeres suizas pudieron votar y ser elegidas a nivel federal 53 años después que Alemania, 52 años después que Austria, 27 años después que Francia y 26 años después que Italia.
"Suiza es una democracia joven", dice Sylvie Durrer. La directora de la Oficina Federal para la Igualdad de Género nos sitúa en el contexto conservador de la época y nos recuerda que un primer intento a nivel federal fue rechazado en 1959: el 66,9% de los ciudadanos negaron a las mujeres el camino hacia las urnas y los escaños políticos. Sólo los cantones de Ginebra, Neuchâtel y Vaud la aceptaron. Pero se abrió una primera brecha en la fortaleza conservadora: las habitantes de Vaud y Neuchâtel obtuvieron ese mismo año el derecho a votar y presentarse a las elecciones a nivel cantonal. Ginebra siguió su ejemplo en 1960.
Una dinámica global…
Nuestra nación, que continuó siendo un país tradicional después de dos guerras mundiales, se deja llevar por el impulso mundial en materia de igualdad. Una dinámica que llevó a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a declarar 1975 como el Año Internacional de la Mujer. Pero los cambios de entonces no se produjeron por casualidad, explica Sylvie Durrer: “Cuando hay desigualdades, siempre hay personas que se comprometen a denunciarlas y combatirlas. Detrás de los movimientos igualitarios entre 1950 y 1970, hubo años de luchas constantes”. La batalla por los derechos de las mujeres lleva mucho tiempo en curso. Sólo un ejemplo: en 1929, una petición a favor del sufragio femenino a nivel nacional reunió a cerca de 250.000 firmas, un tercio de los cuales eran hombres.
La dinámica tardó en llegar a la Suiza Central: a nivel cantonal y comunal, la participación política de las mujeres no se logró plenamente hasta 1990, siendo Appenzell Innerrhoden el último cantón en introducir el sufragio femenino el 26 de noviembre de 1990 tras una sentencia del Tribunal Supremo Federal que decidió que los términos “ciudadanos” y “suizos” de la constitución cantonal de Appenzell Innerrhoden debían incluir ahora también a las mujeres.
… y una Suiza de incondicionales
Esta concesión bastante tardía del derecho de sufragio y de presentarse a elecciones se debe en gran medida al sistema político suizo. Por un lado, este sistema concede un alto grado de autonomía a los cantones y municipios. Por otra parte, hace participar al pueblo –en ese momento, exclusivamente a los hombres– en las decisiones que deben tomarse sobre aquellas cuestiones de fondo que impliquen una modificación de la Constitución. En otras palabras, la introducción del derecho de las mujeres a votar y presentarse a elecciones en el ámbito federal, cantonal y comunal requería en cada caso una mayoría de los sufragios de los votantes masculinos. Una mayoría popular, más la necesaria mayoría de los cantones a nivel federal. “Es sobre todo esta exigencia de mayoría cantonal la que dificulta la dinámica con bastiones muy conservadores en el centro del país que temían una amenaza a la familia tradicional”, explica Sylvie Durrer. En 1971, todavía había ocho cantones y semicantones de la Suiza central que rechazaban el derecho de las mujeres a votar y presentarse a las elecciones: Appenzell Ausserrhoden e Innerrhoden, Glaris, Obwalden, Schwyz, San Galo, Turgovia y Uri.
Además del contexto de una época marcada por la "digestión" económica y social de dos guerras mundiales y el conservadurismo imperante, el retraso de Suiza en materia de igualdad de género está, por tanto, más relacionado con su organización política que con el mero dominio del patriarcado. Un sistema presidencialista o un sistema parlamentario habrían permitido imponer estos derechos políticos fundamentales “desde arriba” y las mujeres suizas se habrían beneficiado antes de ellos.
Una democracia viva y acuerdos profundos
Pero Suiza también gana en solidez a partir de su sistema, que es más lento, pero también más profundo. Sylvie Durrer está convencida de ello: “La fuerza de Suiza reside en el debate social que permite su sistema. Tenemos la suerte de contar con una democracia viva y participativa. Una vez que los argumentos se ponen sobre la mesa y el debate se lleva a cabo y se decide democráticamente, se llega a un resultado contundente y se obtienen acuerdos fuertes en los que todos han podido participar”. Este es un valor suizo sobre el que nos podemos apoyar.
¿Otros ejemplos? Sylvie Durrer cita algunas cuestiones sociales muy emotivas, como la solución de los plazos (aborto) votada en 2002, o los permisos de maternidad (2005) y paternidad (2020). “Los derechos concedidos en nuestro país van acompañados de campañas de información y debates políticos”. Estos intercambios, a veces muy duros, constituyen la base sobre la que la población puede formar sus propias ideas antes de expresarlas en las urnas. También es uno de los puntos fuertes de Suiza que no debe pasarse por alto en el análisis de los lentos pero profundos avances en el ámbito de los derechos sociales.
Sylvie Durrer confirma: “Desde 1971 hemos dado una serie de pequeños pasos concretos -y no sólo simbólicos- que están cambiando la vida de la gente. Avances numerosos y regulares.”
«Salario, tiempo, respeto»
Salario, tiempo, respeto –uno de los lemas coreados durante la huelga de mujeres suizas del 14 de junio de 2019– representa el apogeo de las aspiraciones actuales en materia de igualdad. Y ante estas expectativas, nuestra política de dar pequeños pasos hacia la igualdad puede parecer frustrante. “Este año no celebramos los 50 años del sufragio femenino, sino que lo conmemoramos”, dice Sylvie Durrer. Como hemos visto, se han producido muchos avances en este periodo de tiempo relativamente corto. Pero aún queda mucho por hacer para lograr la igualdad en la práctica. Los retos actuales en Suiza son la igualdad salarial, la conciliación de la vida familiar y laboral y la representación de las mujeres en puestos de responsabilidad, especialmente en los consejos de administración de las grandes empresas.
Estos retos son fundamentales porque afectan directamente a la autonomía económica de las mujeres, al bienestar de las familias, al equilibrio de género en los círculos de decisión, a la visibilidad de las mujeres y a su papel como modelos para las generaciones futuras.
Sylvie Durrer concluyó recordando el 5º objetivo de la Agenda 2030 de la ONU, según el cual no hay sociedad pacífica, próspera y sostenible sin igualdad de género. Según la Madame Egalité, la prueba en casa es que “Suiza ha sido próspera desde 1971. Suiza lo había hecho bien hasta entonces y lo ha hecho aún mejor desde entonces. Incluso hoy, cuando las mujeres desempeñan un papel importante en la lucha contra la pandemia”.
Top image: Mujeres en huelga en las calles de Zúrich en el marco del paro general de mujeres del 14 de junio de 1991 © KEYSTONE/Str
Image portrait : Sylvie Durrer