La tapa del libro sobre 50 mujeres suizas

Marie, Tilo y Marie-Claire: tres de las 50 mujeres suizas sensacionales de tres períodos diferentes

La historia suiza está repleta de mujeres excepcionales. Un libro publicado este año retrata a 50 de ellas: coproducido por cinco autores y un ilustrador, lleva el apropiado título de 50 Suissesses sensationnelles (50 mujeres suizas sensacionales). Hemos seleccionado los retratos de tres mujeres suizas que, a través de sus convicciones y experiencias, contribuyeron en su época (y continúan contribuyendo al día de hoy) a promover la causa de las mujeres y la igualdad de género en nuestra sociedad. ¡Esperamos que estos retratos los animen a descubrir otros!

Marie-Claire Graf, 1996

La mujer que lucha por la justicia climática

Cuando Marie-Claire Graf visitó de niña el Glaciar Morteratsch por primera vez, se imaginó que vería una enormidad blanca y poderosa en la ladera de la montaña. Pero se sintió decepcionada. Lo que vio fue un bloque de hielo triste, gris, ajado y reseco.  Marie-Claire se enteró de que en los últimos cien años el glaciar se había encogido más de dos kilómetros y que, año tras año, se achicaba aún más. Pronto tal vez no quedaría nada de uno de los glaciares más extensos de la región oriental de Suiza. Esta fue la primera vez que se enfrentó cara a cara con los cambios que el calentamiento global estaba causando en todo el mundo.      

 

A medida que fue creciendo, Marie-Claire se vio inspirada por personas como Bruno Manser, que luchó para salvar la selva tropical y a sus habitantes, y Ursula Brunner, que luchó para establecer el comercio justo en Suiza. Quería luchar contra el cambio climático, pero no estaba segura de cómo hacerlo. Las personas que la rodeaban no parecían muy preocupadas por el tema. Se sentía sola y frustrada.           

Marie-Claire Graf

 

Esto cambió cuando Marie-Claire se mudó a Zúrich por sus estudios. De repente, conoció a muchas personas que querían tomar medidas contra el calentamiento global. En su universidad organizaron una Semana de la Sustentabilidad llena de talleres sobre temas variados, desde las tortugas y la contaminación por plásticos hasta clases de cocina vegana. Al final de la semana sirvieron una enorme comida buffet sin generar ningún tipo de residuos. El menú consistía en sobras de alimentos recogidas de los restaurantes cercanos en una sola noche – alimentos que de lo contrario se habrían tirado a la basura. 
La semana fue un éxito enorme. Estudiantes de diferentes universidades del mundo tomaron la idea y ya han organizado sus propias Semanas de la Sustentabilidad.

Marie-Claire asistió a conferencias internacionales sobre el clima, pero aún tenía apenas 22 años. Muchas personas no la tomaban en serio. ¿Cómo podría hacer que se oyeran las voces de los jóvenes? 

Entonces, a principios de diciembre de 2018, conoció a Greta Thunberg en un congreso. Seis meses antes, Greta era apenas una adolescente sueca que se manifestaba frente al parlamento de su país. Ahora ya había hablado en las Naciones Unidas y era famosa en todo el mundo. 

Ya tenemos todas las soluciones para detener la crisis climática. Lo único que necesitamos ahora es valor y determinación.

"¿Por qué no organizas una huelga?", le sugirió Greta. Marie-Claire decidió intentarlo. Creó un grupo 'huelga escolar' en su teléfono. A las pocas horas, cientos de personas se habían unido al grupo, y un par de semanas más tarde se llevó a cabo la primera huelga escolar en Zúrich. Ahora sabía que muchas personas se preocupaban y querían un cambio. Era simplemente cuestión de reunirlas a todas. Así que eso fue lo que hizo.  

En septiembre de 2019, seis millones de estudiantes en todo el mundo salieron a las calles a exigir que los gobiernos tomen medidas para manejar la Crisis del Clima. En Suiza marcharon 100 000 personas. Marie-Claire Graf encabezaba la marcha.

Tilo Frey, 1923–2008 

La mujer que rompió barreras

En Neuchâtel había una plaza que llevaba el nombre de un científico que trató de demostrar que las personas blancas eran superiores a las personas de color. Diferentes grupos alrededor del mundo siguieron sus teorías racistas, que causaron la muerte y el dolor de muchas personas. Pero hoy esa plaza lleva otro nombre. Ahora la plaza se llama Tilo Frey.  

El padre de Tilo era suizo y su madre era de Camerún. Se mudó con su padre a Neuchâtel cuando tenía cinco años y de inmediato se dio cuenta de que era diferente. La gente la insultaba con motes como 'la négresse', un término detestable para burlarse de ella por ser negra, e incluso sugerían que era menos que humana. El padre de Tilo quería que ella no corriera peligro y que encajara lo más posible. Le aconsejaba que "se comportara tan blanca como un lirio", es decir que actuara como las personas que la rodeaban, que eran mayormente blancas. 

Tilo Frey
Tilo Frey

 

Tilo siempre fue muy determinada. Cuando terminó sus estudios, enseñó administración e incluso fue la directora de la École Professionnelle des Jeunes Filles. Pero también le interesaba la política. Fue la primera mujer de color elegida para el Gran Consejo de Neuchâtel en 1969. En 1971, decidió postularse para una banca en el Consejo Nacional. ¡Era algo inaudito! ¿Una mujer de raza mixta postulándose para uno de los puestos más altos del país? Su propuesta política era clara. Si resultaba electa, lucharía por los derechos de las mujeres, pero también ayudaría a Suiza a construir relaciones más estrechas con otros países – en particular, con los países en desarrollo.

Las mujeres tienen que hacer el doble y además sonreír.

Lamentablemente, a los periódicos y los reporteros de TV no les importaba su propuesta. En cambio, la criticaban por quién era. Tenía la piel oscura. No estaba casada. Era ambiciosa. Eso les daba miedo. 
Tilo estaba tan segura de que iba a perder que la noche de las elecciones se fue a casa temprano. Ni siquiera se molestó en quedarse para escuchar los resultados. Pero para sorpresa de todos, finalmente ganó y estuvo entre el primer grupo de mujeres electas al Consejo Nacional.  

Según la tradición, los miembros del Consejo Nacional vestían colores oscuros en las sesiones parlamentarias. Pero por una vez, Tilo quiso ser blanca como un lirio. Esta vez no iba a encajar, sino a sobresalir. Así que se vistió de blanco en las sesiones. Fue una de las primeras mujeres en ser electas al Consejo Nacional y la primera persona de ascendencia africana. Estaba orgullosa de ser quien era y decidió vestirse como deseaba. Y ahora, al cambiar el nombre de la plaza a Espace Tilo Frey, la ciudad de Neuchâtel ha demostrado que también está orgullosa de ella. 

 

Marie Heim Vögtlin, 1845–1916 

La mujer que se convirtió en médica contra todos los pronósticos 

No importa adónde fuera en el campus de la Universidad de Leipzig – la sala de conferencias, el quirófano, la clínica – Marie Vögtlin no podía escapar a los silbidos, los abucheos y los insultos. En 1873, única estudiante mujer entre 3700 hombres, sufría de acoso y hostigamiento, incluso durante las clases. A menudo la situación era tan insostenible que los profesores la hacían escuchar las clases desde una sala adyacente con la puerta abierta. 
           

Retrocedamos seis años. Marie está haciendo todas sus tareas a puertas cerradas. En Bözen, Aargau, a altas horas de la noche mientras su padre está durmiendo, la joven de 21 años estudia en secreto latín, matemática y ciencia. Sabe que su padre no lo aprobaría, pero está decidida a ingresar a la escuela de medicina. La Universidad de Zúrich admitió por primera vez mujeres en sus clases en 1867, pero las que asistían eran todas extranjeras. Al año siguiente, cuando Marie anunció sus intenciones, se produjo un revuelo. ¡Una mujer suiza quería ir a la universidad! ¡Para ser médica! Aparecieron artículos en los periódicos donde la llamaban delincuente y desequilibrada mental. Decían que las mujeres eran demasiado débiles de mente para aprender medicina. Marie estaba por demostrar que estaban todos equivocados. 

Marie Heim Vögtlin
Marie Heim Vögtlin

 

Aunque al principio se resistió, su padre terminó dándole todo su apoyo. Si bien Marie era adulta, también era mujer, y necesitaba permiso de su padre para estudiar. Gracias a su apoyo, fue aceptada en la Universidad de Zúrich en 1868. Completó sus estudios de medicina y luego se especializó en ginecología (salud de la mujer) en Leipzig, Alemania. Allí padeció acoso y burlas, pero nunca se dio por vencida. Marie se convirtió oficialmente en la primera mujer médica de Suiza en 1874. 

Puedo trabajar con mi escalpelo con la misma destreza con la que puedo coser con una aguja.

Sin embargo, volvió a necesitar el consentimiento de su padre; esta vez, para recibir la licencia para ejercer la medicina. Una vez que obtuvo la licencia, abrió un consultorio ginecológico en Zúrich. Su dedicación y su abnegación para ayudar a todas las mujeres, desde las más pobres a las más ricas, la hicieron inmensamente popular. Las mujeres formaban fila a la puerta de su consultorio todas las mañanas. Se llevaban el almuerzo, porque la fila a menudo era tan larga que se quedaban horas esperando. ¡Las mujeres más pudientes llegaban a pagarles a las mujeres más pobres para que les guarden el lugar en la fila!



A pesar de su éxito, las autoridades de Zúrich seguían tratándola como una niña porque era mujer. ¡Cuando se casó en 1875, su esposo tuvo que dar permiso por escrito para que pudiera seguir trabajando como médica! Tuvo dos hijos y siguió trabajando, a pesar de la presión social para hacer lo contrario. 
En 1901, Marie ayudó a fundar la primera clínica para mujeres de Suiza, que incluía una escuela de enfermería. La clínica era para mujeres, y sus autoridades y todo el personal eran mujeres. Durante décadas, luchó para que las mujeres pudieran estudiar medicina y compartir las aulas con los demás estudiantes, como corresponde.