Patrizia Danzi

Una mujer que mira, escucha y va por ello

Tenía dos años en febrero de 1971, cuando las mujeres obtuvieron el derecho a votar y a presentarse a las elecciones a nivel federal en Suiza. « Era demasiado joven para darme cuenta, pero ese día mi abuela realmente obtuvo algo, como una liberación. Desde entonces, su voz cuenta. »

Patricia Danzi, directora de la Agencia Suiza para Desarrollo y Cooperación (COSUDE) desde mayo de 2020, recuerda a una abuela liberada y orgullosa de tener una opinión que expresar y que cuenta. Pero también recuerda a su abuelo, que intentó explicarle al principio cómo debía votar. Pero no lo consiguió. "¡Enseguida se dio cuenta de que estaba perdiendo el tiempo! Sobre todo porque mi madre -en aquel momento una profesora de 23 años- también había acompañado el movimiento de liberación que se desarrolló tras los sucesos del mayo francés.

Patriza Danzi

Mujeres fuertes y comprometidas

Patricia Danzi ha estado inmersa en la cultura de los modelos femeninos fuertes desde su infancia, desde su abuela en suiza central hasta el Consejo de Mujeres de la ciudad natal de su padre, en Nigeria:

El sur de Nigeria es conocido por su tradición de mujeres fuertes. Allí, las mujeres pudieron votar antes que mi abuela en Suiza.

Tanto la escritora y activista feminista Chimamanda Ngozi Adichie, así como la nueva Directora General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, provienen de esta región. « Allí las mujeres ejercen un poder real a través de su Asamblea, sus causas se discuten internamente y luego se negocian con los hombres. Han desarrollado una fuerte cultura de participación y defensa de su condición y de sus valores », afirma Danzi, que se incorporó al Consejo de la Mujer hace unos 15 años y ahora es integrante honoraria a distancia.

Justamente sobre la importancia de la participación, Danzi el primer sobre de votación que recibió en su casa en Suiza. En su interior había una papeleta que debía rellenar, acompañada de una carta del municipio en la que se le informaba de los derechos y obligaciones que le confería su mayoría de edad, fijada entonces en 20 años. « No recuerdo en qué consistía la votación, pero estaba claro que me convertía en un miembro de pleno derecho de la sociedad. Era un ritual importante para mí. Siempre he tenido en mi mente la imagen de mi abuela y sus primeras papeletas. »

Una familia, una carrera y una buena organización

En la familia que ella misma estableció más adelante, ella nota que el tiempo terminará mostrando de qué manera las cuestiones de igualdad afectarán a sus dos hijos, ahora jóvenes adultos. "A los niños se les enseña que las niñas pueden hacer todo igual que los niños, que no hay diferencia. Eso es muy importante. Por desgracia, eso cambia cuando tienen 20 o 30 años. Las mujeres jóvenes piensan de forma diferente a los hombres en cuanto a tener hijos. Si quieren formar una familia, eso dará otro ritmo a su carrera, al menos durante unos años. Danzi lo ha experimentado ella misma: « Entre mi familia y mi trabajo, tenía días al 150%. Tenía la sensación de que tenía que sobresalir en todas partes, con el requisito añadido de no quejarme. Tuve que asumir la situación que había elegido. Muchas mujeres que trabajan se presionan mucho a sí mismas ».

Patrizia Danzi
©Embassy of Switzerland in Bosnia and Herzegovina

 

La directora de la COSUDE está convencida de que es posible tener una carrera y una familia, pero hay dos aspectos esenciales: las mujeres deben quitarse la presión de encima - no todo tiene que ser siempre 100% perfecto - y, sobre todo, la sociedad debe evolucionar hacia un modelo diferente de organización. « La crisis causada por el COVID-19 es una oportunidad que no debemos desaprovechar. Abre una hacia la flexibilidad que puede liberarnos de la presión de estar presentes en todas partes y en todo momento. Las mujeres son excelentes para organizarse, por lo que debemos crear espacios más flexibles que permitan a las que quieran gestionar esa organización y su carrera a su propio ritmo », el cual incluye el ritmo de sus días y de su familia, pareja e hijos incluidos. « Para mí, la revolución ha sido también el desarrollo de herramientas informáticas para trabajar desde cualquier lugar. Se acabó el estrés de imprimir documentos en la oficina al final del día, con la impresora estropeada unos minutos antes de que los niños salgan del colegio. »

La primera…

Dicho esto, Danzi no cree que ser mujer sea una desventaja en su carrera. Por el contrario, en el terreno, una trabajadora humanitaria o negociadora suele tener mejor acceso a la población local, a las mujeres, a las familias, a las personas detenidas e incluso a los militares, que suelen ser menos agresivos con una figura materna, respetada como tal en muchas culturas. « También tuve suerte », admite. « En la época en que me presenté a misiones en el terreno y a los puestos de jefatura de equipo, buscaban contratar mujeres. Y se fijaron en mí muy rápidamente, como mujer de color. En ese momento tenía una doble ventaja. Una ventaja, pero también una gran responsabilidad por ser la primera.»

El hecho de ser la primera mujer, y la primera mujer de color en ocupar un determinado puesto, no fue una carga para mí. Por otro lado, sentí -y sigo sintiendo- la alegría y las expectativas que esto genera por parte de mis colegas de color. Me tomo mi tarea muy en serio y si puedo ayudar a allanar el camino a otras, entonces he ganado. Estoy deseando que llegue el momento en que mi situación se normalice y deje de ser un problema.

Danzi, que es también la primera mujer al frente de la COSUDE, está deseando volver al terreno. La situación ligada a la pandemia, así como los primeros meses de ajuste a su nuevo puesto y la reorganización de su Dirección en torno a la nueva estrategia de cooperación internacional 2021-2024, la mantuvieron alejada de proyectos concretos. « Lo que más aprendí fue el contacto con la gente en el terreno. Conocí a algunas mujeres extraordinarias. No son víctimas, sino luchadoras dotadas de una increíble fuerza puesta al servicio de la paz. Las mujeres en los márgenes del combate suelen ser muy pragmáticas. Son muy conscientes de lo absurdo de los enfrentamientos que agotan recursos, mientras que lo más importante para la supervivencia de todos es la gestión del dinero.» Este pragmatismo e impulso de la paz por parte de las mujeres se refleja también en los proyectos de microcréditos apoyados por la COSUDE. « Las mujeres empresarias son muy fuertes. Si se les da acceso al apoyo inicial, su potencial de desarrollo es impresionante, sobre todo porque este apoyo les permite ser independientes. Su impulso va mucho más allá del aspecto del desarrollo económico », explica Danzi. Durante mucho tiempo, la ayuda al desarrollo ha estado reservada a los hombres y ha afianzado su poder tradicional y patriarcal. Sin embargo, esta tendencia ha cambiado y en los últimos años se ha trabajado mucho en redes orientadas al género. La COSUDE también ha adoptado este enfoque. Danzi lo confirma:

Hoy en día, las mujeres están presentes en casi todos los programas de desarrollo y, sin ellas, todo avanzaría más lentamente. 

Patrizia Danzi
©Embassy of Switzerland in Bosnia and Herzegovina

… pero no la última

Desde 1971, la causa de las mujeres no ha dejado de avanzar. Queda mucho por hacer en este camino abierto por las sufragistas y en el que ahora nos encontramos con mujeres del calibre de Patricia Danzi, que miran, escuchan y van por ello. Y que a veces, también, saltan: cuando hacía atletismo a nivel olímpico, Danzi eligió el heptatlón, ante la imposibilidad de participar en el decatlón, reservado a los hombres (durante mucho tiempo el salto con garrocha se consideraba demasiado físico para las mujeres). De todos modos, acabó saltando con garrocha en el entrenamiento. Porque tenía el deseo, la fuerza y la determinación. Y porque con ella, el listón no puede sino estar bien alto.