El Hospicio del Gran San Bernardo © Médiathèque Valais - Martigny

El San Bernardo: la construcción de una leyenda alpina

Nobleza, devoción y sacrificio: las tres cualidades que constituyen el lema oficial de la raza del perro San Bernardo. ¿Por qué este perro se convirtió en uno de los embajadores más emblemáticos de Suiza? Algunos datos históricos destacados ayudan a explicar la leyenda del gran amigo de los montañistas.

El Hospicio del Gran San Bernardo

Todo comenzó en el siglo XI en las alturas de los Alpes Occidentales del cantón de Valais (Suiza). A unos 2.469 metros de altitud se encuentra el paso del Gran San Bernardo, un camino de montaña entre Italia y Suiza. En aquellos días, el paso gozaba de mala reputación por su extrema peligrosidad; los atracos eran moneda corriente y muchos peregrinos eran víctimas de ataques de bandidos alpinos. Un hombre decidió tomar riendas en el asunto: su nombre era Bernard de Menthon (también conocido como Bernard du Mont-Joux), el Archidiácono de Aosta. Para mejorar la seguridad del lugar, fundó el imponente hospicio del Gran San Bernardo y lo colocó bajo la jurisdicción del Obispo de Sion. Además de brindar un acogedor refugio a los viajeros, el hospicio era también una casa de oración; existe documentación de la presencia de una iglesia en el lugar ya desde 1125.  

Gallia y su "tonnelet"

Orígenes del perro San Bernardo

Los primeros perros aparecieron en el hospicio recién en 1660-1670. Se dice que el San Bernardo desciende de la cruza de perros obsequiados a los monjes por familias de los cantones de Vaud y Valais. Originalmente se los criaba para vigilar y proteger a los residentes del hospicio, continuando así con la voluntad de Bernard de Menthon de brindar seguridad a esta región montañosa. Sin embargo, el perro pronto comenzó a exhibir habilidades notables: rescataba viajeros perdidos en las montañas y encontraba personas enterradas bajo la nieve. Las proezas del San Bernardo están ampliamente documentadas. Según la leyenda, fueron las historias narradas por los soldados de Napoleón Bonaparte en 1800 las que ayudaron a forjar la reputación de este extraordinario canino.

Hospicio del San Bernardo
Hospicio del Gran San Bernardo © André Jullien/Médiathèque Valais - Martigny

Fechas clave del siglo XIX

El año 1867 marcó un hito para la raza. Fue el año en el que Heinrich Schumacher, un residente de Holligen (cerca de Berna), creó los primeros documentos genealógicos para el San Bernardo. Unos años después (1884), se lanzó un registro canino nacional, el Livre des origines suisse, que brinda una lista detallada de los perros de pedigrí y su linaje. La primera anotación fue la de un San Bernardo llamado León, a la que siguieron otras 28 anotaciones también de perros San Bernardo. Unas semanas después, en marzo de 1884, se fundó en Basilea el Club Suizo del San Bernardo. En 1887, en el Congreso Internacional de Cinología, se reconoció finalmente al San Bernardo como una raza canina suiza y desde entonces se han establecido estándares obligatorios para la raza.

Ficha de la raza San Bernardo
Ficha de la raza San Bernardo © Fédération Cynologique Internationale

El barril – una parte esencial de la imagen del San Bernardo

Hay ciertas cosas que instantáneamente asociamos con el San Bernardo; una de ellas es, por supuesto, el barril. Si bien sus orígenes son controvertidos, algunos sostienen que el pequeño barril de madera que cuelga del collar de cuero de los perros cumplía una función en las misiones de rescate. Se pensaba que el alcohol que contenía restauraba transitoriamente el flujo sanguíneo. ¿Pero de qué tipo de alcohol se trataba? Algunos dicen ron, otros dicen aguardiente, algunos incluso afirman que era un brebaje local preparado con una receta secreta. Tal como lo demuestran las numerosas representaciones del San Bernardo, el pequeño barril, independientemente de su contenido, ha contribuido a la icónica imagen del perro.

Hospicio del Gran San Bernardo
Hospicio del Gran San Bernardo © Iris Kuerschner

La Fundación Barry – el centro de cría de San Bernardo más antiguo

En 2005, la Fundación Barry (en Martigny, cantón de Valais) se hizo cargo de la cría de los perros del Monasterio del Gran San Bernardo, siguiendo la voluntad de los monjes que se habían ocupado hasta entonces. ¿Por qué Barry? La Fundación lleva el nombre de Barry, el San Bernardo más heroico y famoso de todos que vivió entre 1800 y 1814 y al que se le adjudican más de 40 rescates. Abundan las historias sobre este perro célebre. La Fundación Barry es una reconocida institución miembro del Club Suizo del San Bernardo. Además de organizar eventos y exposiciones que muestran la raza, administra un museo (Barryland) que recuerda la historia épica de este perro excepcional: una fantástica manera de (re)descubrir la historia de un perro que se convirtió en un icono suizo y atrapó la imaginación de todo el mundo. Hoy son contados los países que no poseen un club de dueños de perros San Bernardo. El San Bernardo también ha cosechado grandes éxitos en la pantalla grande, donde encarnó papeles importantes como compañero leal y valiente, siguiendo la tradición de sus antepasados.

Museo del San Bernardo
Museo del San Bernardo © Fondation Barry