Albert Hofmann con un modelo de la molécula de LSD molecule a principios de los '50 © Archivo corporativo de Novartis

Los comienzos suizos del LSD

En un golpe de suerte hace más de 75 años, el químico suizo Albert Hofmann (1906-2008) descubrió los efectos de la dietilamida de ácido lisérgico, también conocida como LSD. Inicialmente, este alucinógeno fue explorado por científicos occidentales por su potencial terapéutico. Pero el LSD pronto encontró su camino fuera del laboratorio y el movimiento de la contracultura desarolló su uso recreativo. A partir de fines de los años '60 comenzó a ser prohibido, poniendo fin a la investigación médica en sustancias psicodélicas. Sin embargo, a partir del decenio de 1990 se fueron reanudando los estudios clínicos del LSD en algunos países, entre ellos Suiza.

En su biografía de 1980*, Albert Hofmann describió la primera vez que tomó LSD de manera intencional, el 19 de abril de 1943. Como un investigador químico en los Laboratorios Sandoz de Basilea, ingirió un poco de la sustancia que había sintetizado en el laboratorio, sin conocer aún sus efectos. Luego decidió volver al hogar en bicicleta, embarcándose en lo que terminó siendo el primer "mal viaje" de la historia del LSD. Pero su experiencia allanó el camino para futuras investigaciones científicas y psicodélicas.

Albert Hofmann y su colega W. Bischoff en su laboratorio, alrededor de 1945 © Archivo corporativo de Novartis

Un descubrimiento por azar

Albert Hofmann nació en Baden en 1906. Tras graduarse de la Universidad de Zúrich con un título en química, se unió a la compañía farmacéutica Sandoz en Basilea. En 1938 se encontraba trabajando en un nuevo estimulante del sistema circulatorio y analizando los diferentes componentes del ergot, un hongo parasítico que crece en el centeno. Fue allí que Hoffman aisló por primera vez la dietilamida de ácido lisérgico. Sin embargo, el nuevo componente no mostró demasiado potencial y el investigador lo abandonó durante algunos años. Cuando volvió a él, en abril de 1943, terminó absorbiendo sin querer un rastro de la sustancia, probablemente al frotarse los ojos. Las extrañas sensaciones que experimentó lo intrigaron, y decidió hacer más pruebas. 

Albert Hofmann with a model of the LSD molecule in 1943 © Novartis corporate archive
Albert Hofmann con un modelo de la molécula del LSD en 1943 © Archivo corporativo de Novartis

Unos días más tarde, aún sin conocer el potencial de los efectos alucinógenos del LSD, Hofmann tomó lo que le pareció una pequeña porción, 0,25 miligramos; de hecho, era una dosis masiva. Luego de volver a su casa en bicicleta, sintió como si hubiera dado con un universo paralelo. Cuando su amable vecina pasó por su casa, él la vio como si fuera una "bruja malévola y traicionera con una máscara de colores" y no pudo encontrar la manera de aplacar su percepción alterada de la realidad. "Cada esfuerzo de voluntad, cada intento de poner fin a la desintegración del mundo exterior y a la disolución de mi ego, parecía ser un esfuerzo desperdiciado," escribió en su autobiografía. Los efectos finalmente se fueron y al día siguiente Hoffman había regresado más o menos a la realidad.

"Tuve que hacer un gran esfuerzo para hablar de forma inteligible. Le pedí a mi asistente del laboratorio que me acompañara a casa. En el camino, mi condición comenzó a asumir formas amenazantes. Todo en mi campo de visión vacilaba y se distorsionaba como si se viera en un laberinto de espejos. También tuve la sensación de no poder moverme del lugar. Sin embargo, mi asistente me dijo más tarde que habíamos viajado muy rápido."

Una sustancia prohibida

Algunos años más tarde, Sandoz solicitó una patente para el LSD y lo anunció como un tratamiento para los desórdenes de ansiedad y para la investigación psiquiátrica. Mientras que los estudios sobre sus efectos terapéuticos continuaban, el LSD ganó popularidad como una droga recreacional entre los miembros de la contracultura norteamericana, primero con la generación beat y luego con los hippies en busca de libertad. 

Las miradas sobre los riesgos y los beneficios del LSD fueron fluctuando a lo largo de los años, generalmente a tono con la política de drogas prevaleciente en cada momento histórico. Hacia la década del '70 la mayor parte de los países, incluyendo Suiza, habían clasificado al LSD como un narcótico y prohibieron su venta, compra y uso, poniéndole fin a su investigación. A la fecha el LSD sigue siendo una sustancia prohibida en Suiza y en casi todo el mundo. 
 

De vuelta en los laboratorios suizos

Albert Hofmann se oponía al uso del LSD por fuera de ambientes controlados, ya que lo consideraba muy peligroso. Pero siempre sostuvo que se había ganado un lugar como un medio para explorar el alma humana y hacerle frente a las ansiedades de la vida. 

Albert Hofmann in his laboratory © Novartis corporate archive
Albert Hofmann en su laboratorio © Archivo corporativo de Novartis

Tuvieron que pasar varias décadas antes de que el interés por el LSD volviera a emerger entre quienes lo estudiaban con fines estrictamente médicos, y fue así que comenzó una nueva generación de estudios clínicos. Un pequeño número de científicos hoy se dedican a la investigación psicodélica. Uno de ellos, el psiquiatra de Solothurn Peter Gasser, lanzó en 2007 un estudio sobre los beneficios del LSD para ansiedades vinculadas a enfermedades mortales. Su principal objetivo, incluso antes de evaluar su potencial uso terapéutico, era probar que el LSD podía ser administrado de manera segura a sus pacientes en el marco de una práctica terapéutica. Otros estudios recientes, por ejemplo aquellos desarrollados en la Universidad de Basilea, apuntan al renovado interés en el potencial médico del LSD. Matthias Liechti, el titular del grupo de psicofarmacología en el Hospital Universitario de Basilea, encabeza una investigación sobre los efectos del LSD en sujetos sanos y estudia su efectividad en el desarrollo de nuevas drogas para desórdenes mentales. En 2017 participó en un estudio sobre los efectos agudos del LSD en el cerebro y encontró que reduce la actividad en el región del cerebro vinculada al manejo de emociones negativas, como el miedo.

Albert Hofmann, el hombre que lo comenzó todo, murió en 2008 a la edad de 102 años. Dos años atrás, en un simposio sobre el LSD en Basilea que coincidió con su centenario, Hofmann le dijo a la multitud que había tomado LSD por última vez ¡a los 97!
 

Traducción basada en un artículo de Pascaline Minet publicada en Le Temps en julio de 2017

* LSD: My Problem Child [English translation], OUP Oxford, 2013.