Nicolas Hayek © Swatch Group

El hombre detrás del Swatch

De todos los símbolos nacionales de Suiza, la fabricación de relojes es acaso es más distintivo, una larga tradición que se remonta al menos al siglo XVIII. Pero hoy este sector económico también le debe su supervivencia a un hombre cuya pasión y espíritu emprendedor cambió la industria: Nicolas G. Hayek (1928–2010).

Nacido en Beirut en 1928, Nicolas Hayek estudió matemática y física en Francia antes de mudarse a Suiza a principios de la década del '50 junto a su mujer, Marianne Mezger, cuyo padre tenía una empresa de ingeniería que fabricaba zapatas de freno para vagones de tren en el cantón de Berna. Cuando su suegro sufrío un infarto, Hayek tomó temporalmente el control de la fábrica. Este breve tiempo que pasó coordinando el negocio familiar le brindó valiosas herramientas para entender los desafíos de la industria manufacturera. Unos años después, con 35 años de edad, Hayek fundó su propia consultora y comenzó a armarse una reputación entre los industrialistas suizos y entre algunas de las principales multinacionales del mundo. 

Swatch © Swatch

Espíritu emprendedor

Hacia la década del '70 la industria relojera suiza se encontraba en problemas, con exportaciones en caída y muchas empresas en quiebra. Muchos factores explicaban el declive: fuerte competencia internacional, la llegada de los relojes digitales, la recesión global que siguió a la crisis del petróleo, y el encarecimiento relativo del franco suizo. Fue en este contexto turbulento que un grupo de bancos suizos contrató a Hayek para que supervisara una estrategia para salvar los dos grupos de fabricantes de relojes más grandes de Suiza.

Nicolas Hayek
Nicolas Hayek

Hayek recomendó una fusión, que derivó en la creación en 1983 de una nueva entidad llamada Société de microélectronique et d'horlogerie (SMH). Como su CEO, Hayek terminó por adquirir una mayoría accionaria en SMH y, en 1998, la renombró Swatch Group – hoy el principal fabricante de relojes del mundo. La aparición de una productora de relojes tan poderosa – conocida por su alto nivel de innovación técnica y producción agilizada – ayudó a revitalizar toda la industria relojera suiza. El pensamiento visionario de Hayek y su mentalidad emprendedora le consiguieron un sinnúmero de prestigiosos premios, incluyendo la Orden de la Legión de Honor en 2004 y la distinción de Comandante de la Orden de las Artes y las Letras del gobierno francés en 2009. 

Un buen emprendedor es como un artista que siempre está creando algo nuevo – productos, riqueza y trabajos – y superando obstáculos. 

El Swatch: pequeño pero poderoso

A principios de los '80, Nicolas Hayek presentó un nuevo tipo de reloj de cuarzo: hecho de plástico, era colorido, liviano, económico y fácil de manufacturar. Se trataba del 'Swatch' – resultado de unir las palabras 'Swiss' y 'watch' en inglés – que hoy simboliza el resurgimiento de la industria relojera suiza. Co-diseñado por el ingeniero suizo Elmar Mock y el relojero Jacques Müller, este reloj único e innovador se lanzó al mercado europeo en 1983 y no tardó mucho en conquistar el mundo. Fue un gran éxito comercial, con casi 100 millones de swatches vendidos hacia principios de los '90. Pero también fue un éxito industrial, al lograr la producción masiva de una pieza de relojería de alta calidad en una línea de producción completamente automatizada. 

Swatch watch
Swatch 

La llegada del Swatch puso fin a las reglas y convenciones existentes en la fabricación de relojes suizos. Al convertir el reloj en un accesorio divertido y artístico, Nicolas Hayek acuñó un nuevo concepto de marketing para la venta de relojes. "Con el Swatch, el reloj se convirtió en un protagonista de eventos mundiales. Es una marca global, con el exacto mismo producto siendo vendido alrededor del mundo," explica el historiador Pierre-Yves Donzé. Habiendo alcanzado estatus de culto, este reloj icónico es muy demandado por coleccionistas. 

Debes alimentar tu imaginación, el niño de 6 años que llevas dentro. Sigue creyendo en Santa Claus. Atrévete a expresar tus ideas, aunque suenen locas.