El fenomenal ascenso del fútbol femenino en Suiza

De niña, Gaëlle jugaba al fútbol con los chicos en el patio. Empezó a jugar oficialmente en un equipo juvenil mixto, entrenado por su padre. A los 14 años se incorporó a un equipo exclusivamente femenino, y desde entonces no ha mirado atrás. Italia, España, Alemania... Gaëlle jugó en todas las grandes ligas antes de regresar a su país, al Servette Chênois, uno de los mejores clubes femeninos de Suiza. A lo largo de sus casi 30 años sobre el terreno de juego, Gaëlle ha podido comprobar hasta qué punto ha evolucionado el fútbol femenino, rompiendo viejos estereotipos y adquiriendo el reconocimiento que se merece. "Las cosas han cambiado mucho. No hace tanto tiempo que la gente no nos tomaba en serio. Una mayor visibilidad significa que casi todas las percepciones negativas han desaparecido". Y añade: "En el campo puedes ser agresiva; fuera de él, puedes seguir siendo femenina. Podemos jugar al fútbol y ser mujeres por derecho propio".

El 4 de abril, en Lisboa, Suiza fue seleccionada para albergar la 14ª edición del Campeonato Femenino de la UEFA, imponiéndose a varias candidaturas competitivas, como la de Francia y una iniciativa conjunta de un grupo de países nórdicos. El comité de selección citó el territorio compacto y la estabilidad política de Suiza como argumentos clave a su favor. "Dominique Blanc, Presidente de la Asociación Suiza de Fútbol (ASF-SFV), afirma: "El número de chicas que se inician en el fútbol debería aumentar. "Es una gran oportunidad para Suiza y para el desarrollo del fútbol femenino en todas las edades", declaró la Consejera Federal Viola Amherd, responsable del Departamento Federal de Defensa, Protección Civil y Deporte. El campeonato de 2025 será la tercera gran competición consecutiva de la selección suiza

"El éxito de la candidatura suiza demuestra que el compromiso de la ASF-SFV con el desarrollo del fútbol femenino no es sólo palabrería. Es una recompensa por todo lo que hemos hecho", explica Linda Vialatte, pionera por derecho propio, que preside desde hace más de 30 años el Yverdon Sport Féminine, segundo club de la Suiza francófona en la Superliga femenina suiza, junto con el Servette Chênois. Un simple vistazo a las cifras dice todo lo que hay que saber sobre la extraordinaria evolución del fútbol femenino en Suiza en los últimos años. En el año 2000, las 4.000 jugadoras oficiales de la ASF-SFV en 1990 se habían duplicado hasta las 8.000, aumentando aún más espectacularmente hasta las 20.000 en 2010. En la actualidad, hay más de 30.000 mujeres jóvenes que juegan en unos 800 equipos de toda Suiza.

"El hecho de que se televisen más partidos, así como los resultados que la selección femenina se trae a casa, son toda la publicidad que necesitamos", señala Linda. "Hoy en día, mucha más gente conoce a los grandes nombres, como Ramona Bachmann". A continuación, explica cómo las niñas empiezan a jugar al fútbol a una edad aún más temprana. "Cerca de Yverdon, en el pequeño pueblo de Villars-Saint-Pierre, hay una sesión de entrenamiento a la semana para chicas muy jóvenes, y cada semana acuden unas 50".

No sólo la selección nacional suiza ha cosechado éxitos. Las selecciones sub-16 a sub-19 de Suiza también han progresado a nivel internacional. La sub-17, por ejemplo, acaba de clasificarse para la fase final de la Eurocopa tras vencer a Eslovaquia, Eslovenia y Austria. Kaia Grande, de Yverdon, es una de las jugadoras de la selección sub-17. Con sólo 16 años, es una de las mejores jugadoras del mundo, y ya juega en la Superliga femenina. "Mi padre y mi hermano mayor eran aficionados del Arsenal y siempre solían ver los partidos por televisión en casa. Así fue como me aficioné al fútbol, cuando tenía unos 8 ó 9 años. Lo mejor del juego son todas las emociones", dice la joven delantera. Kaia asiste a una clase especial en la escuela Auguste Piccard de Lausana que le permite ir a clase por la mañana y tener las tardes libres para repasar y entrenar cuatro veces por semana. "En mi clase hay muchos nadadores, judokas y bailarines. Yo soy la única futbolista. Cuando se lo conté a la gente, algunos se sorprendieron. '¿En serio, fútbol?', decían, pero no de forma negativa", sonríe.

La ginebrina Sandy Maendly, de 35 años, quien hace poco se retiró de la selección suiza tras 89 partidos internacionales y que ahora coordina el Servette Chênois, también ha cruzado otra línea: desde el año pasado es comentarista de fútbol en Blue Sport TV (un canal privado suizo). Antes de su irrupción, las mujeres sólo aparecían como presentadoras de tertulias futbolísticas en las cadenas francófonas. Sandy se convierte así en la primera mujer que analiza, disecciona y comenta el deporte rey junto a antiguos jugadores de la Superliga. "Nunca he tenido que pensar en ser una mujer en un mundo de hombres", afirma.

Nadie me ha hecho sentir que estoy en el lugar equivocado. Me encanta hablar de fútbol con otros aficionados, y he recibido comentarios muy positivos. Todo va muy bien.

Antes de su brillante carrera internacional en Italia y España, Sandy, como Gaëlle, empezó a jugar al fútbol en un equipo mixto en Grand-Lancy cuando tenía 10 años. "Era como un equipo de chicos, en el que sólo jugábamos dos chicas", recuerda. "A veces alguien decía: '¡Mira, es una chica! También me hacían tópicos de marimacho, porque tenía el pelo muy corto. Pero nada de eso me molestaba. Y ahora, el fútbol femenino está firmemente arraigado en nuestra cultura".

La temporada pasada, el equipo femenino del Barcelona disputó dos partidos de la Liga de Campeones -contra el Real Madrid y el Wolfsburgo- ante 90.000 espectadores en el Camp Nou. Un nuevo récord. En la última Eurocopa celebrada en Inglaterra se registró más del doble de telespectadores que en la edición de 2017 en Holanda. El interés por el fútbol femenino crece porque el juego no deja de mejorar. En cuanto a la técnica de juego, ya no hay tanta diferencia. "Los partidos femeninos a nivel internacional son de primera categoría", afirma Bernard Challandes, el conocido entrenador de Neuchâtel que se proclamó campeón de Suiza con el Zúrich. "Siento mucha admiración por estas jugadoras. Han recorrido un largo camino en muy poco tiempo, y se han transformado en auténticas competidoras." Sandrine Mauron, del Servette, también opina que el fútbol femenino aún mantiene ciertos valores éticos que han empezado a desmoronarse en el fútbol masculino actual, como el dominio del dinero. "En el fútbol femenino, si una jugadora se queda tirada en el campo no está fingiendo: duele de verdad", se ríe

Sin embargo, los sueldos de las futbolistas profesionales en Suiza no son suficientes, lo que obliga a muchas a probar suerte en el extranjero, donde algunas han llegado incluso a los clubes más importantes del mundo. Anna Crnogorčević, por ejemplo, jugó con el Barcelona la final de la Champions League de esta temporada; Ramona Bachmann, del PSG, es considerada una de las mejores delanteras de la liga francesa; y Lia Wälti está dejando huella en la primera división inglesa como mediapunta del Arsenal. Y luego está Alisha Lehmann, del Aston Villa, que, además de ser jugadora profesional, es un fenómeno en las redes sociales, con más de 13 millones de seguidores en Instagram, superando incluso a Federer. Esto es algo de lo que hay que alegrarse, dice su ex compañera Sandy: "Es obvio que a las generaciones más jóvenes les interesa lo que hace Alisha, y puede inspirar a otras chicas a seguir sus pasos. Está demostrando al mundo que el fútbol femenino y el glamour no son mutuamente excluyentes. Además, es una persona muy agradable. Y durante las charlas de ánimo en el vestuario, a menudo es Alisha quien anima a todo el mundo".

A pesar del notable auge del fútbol femenino en los últimos años, Linda, Presidenta de Yverdon, sigue pensando que queda mucho camino por recorrer. "El día en que preguntes a una chica joven por su ídolo y diga Ramona en lugar de Ronaldo o Messi... ése será el día que habrá que celebrar".